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Carlos Pajuelo

Pajuelo: la chispa

La soledad

La soledad

Anoche me costaba dormirme y por lo que sé a muchas personas de mi entorno les sucede esto con cierta frecuencia, incluso tomando alguna pastilla para lograr conciliar el sueño.

Hay un factor común en este desorden que conduce a un cierto insomnio y es el de la soledad.

Una nueva investigación relaciona la soledad con una serie de respuestas inmunes disfuncionales, lo que sugiere que las personas que se sienten solas pueden ver afectada su salud en general (fuente: ABC)

Se llega a la soledad por diversos caminos y en cualquier caso mi recomendación es evitarla.

En ocasiones la soledad buscada es buena porque permite la reflexión y el hacer un inventario de la realidad personal. La investigación citada no hace referencia ese tipo de soledad buscada que podría devenir en un apaciguamiento de lo interior.

La que da miedo es la absoluta, la que está cerca del desamparo espiritual la que puede llevar a un cierto abandono corporal e incluso al desarrollo de síndromes varios. Me viene a la memoria esos casos que de vez en cuando salpican los medios de comunicación y que relatan una vida de aislamiento social y el encuentro brutal con la realidad de “…hace días que no oímos nada de…” y el correspondiente duelo por la muerte del que estaba solo.

¿Cómo combatir esa angustiosa y desoladora soledad?

Solo cabe, a mi juicio, una receta. Buscar acción o participar en acciones.

La sociedad actual con su crisis galopante ha hecho florecer muchos ejemplos de solidaridad que se cristaliza en forma de voluntariado y de ahí se puede obtener la satisfacción de seguir siendo útil.

Otros caminan en su soledad y encuentran, porque buscan, gentes parecidas a ellos y forman entonces tertulias, muchos asisten a centros de jubilados dónde se dan contactos con realidades diferentes y se puede participar en grupos que reciben formación en idiomas, pintura o música y viajan en grupo, al margen de la utilidad inmediata que eso pueda tener en una aplicación individual. De momento es una experiencia vital válida y de carácter inmediato.

Conviene establecer una disciplina en el tiempo diario. Compartimentar la actividad para evitar la anarquía y el abandono personal.

Como esta nota de reflexión se publica en un medio digital conviene extender la idea de la existencia de redes sociales que permiten comunicarse con personas a las que no conoces físicamente pero que se consideran interlocutores tuyos mediante el fenómeno de la virtualidad.

Todo lo dicho hasta ahora tiene como objetivo ahuyentar el fantasma de  la soledad. No debemos olvidar que el aislamiento es un método de tortura para hacer más débil al sujeto y el silencio otro.

¿Para qué torturarnos voluntariamente? Si lo hacemos alejamos la meta de la felicidad a la que todo ser humano aspira y además, dicen, podemos ser víctimas de una enfermedad.

Me voy y doy las gracias a quienes participan conmigo en esto de leer y escribir porque eso hace que nos sintamos menos solos. Buenos días.

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Por Carlos Pajuelo

Sobre el autor

Profesor emérito Universidad, escritor , publicitario y periodista. Bastante respetuoso con los otros. Noto la muy mayoría de edad física. Siempre me acuerdo de aquello de "las horas hieren y la última mata" y para aquel que trate de averiguar que significa esto ; cada uno que crea y piense lo que quiera


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