Adiós a las tradiciones. Ánimas y Halloween
Estos días me acuerdo de mi abuela Socorro. Me acuerdo siempre mucho de ella y digo que en estos días más porque la veo, bajita y arrugada, encender algunas velas de esas que flotan en una capa de aceite sobre agua en un tazón.
¿Y eso abuela porque lo haces?
Y me explicaba que en estos días la ánimas están perdidas en esa noche. ella decía más ampliamente, “noches” de difuntos.
Hay que encender una luz para que no se pierdan por el camino carlitos.
Tú enciendes muchas.
Sí, Hay muchas almas perdidas y yo creo que mi abuela sigue teniendo razón. Hay muchas almas perdidas de noche y de día.
Yo no tengo nietos propios, que se dice y por tanto no me preguntan nada acerca de esto, entre otras cosas porque yo no enciendo velitas que flotan en aceite. Creo que las almas perdidas se pierden para siempre y es más- ahora que mi abuela Socorro no está, desgraciadamente, conmigo, no tengo pena alguna porque no encuentren el camino.
Que vaguen por ahí en plan Santa Compaña. Ya sabes. Si estás en Galicia procura cuando los veas venir darte la vuelta y no mirar directamente a ese grupo penitente que vaga por las calles o por lo caminos en busca de quien sabe quién.
En todo caso las cosas han cambiado. Tanto, me dice una íntima amiga, que hasta el Don Juna Tenorio ha sido borrado del mapa. No somos nada.
Vienen los yanquis. Nos espían, nos dan lecciones y luego las cosas que traen se quedan por aquí y grandes almacenes, pequeñas tiendas, televisiones grandes, públicas y privadas, locales y regionales se dan al Halloween.
Dulce o truco, truco o trato, travesura o dulce o treta o trato (trick-or-treat en inglés) es una actividad de Halloween en el que los niños recorren las casas de su vecindario disfrazados, pidiendo dulces con la frase «¿dulce o truco?», «dulce o travesura», «¿truco o trato?» o «¿me da mi calaverita?». El truco es una amenaza de broma a los dueños de la casa en el caso de que no se proporcionen golosinas.
La lucha desigual entre tradición y “modernidad” es incruenta y las ánimas se van retirando a costumbres ancestrales de algunas comarcas de Huesca, Soria y seguramente muchos lugares más…pero pequeños.
Yo no enciendo velitas sobre aceite pero me acuerdo mucho no solo de mi abuela, sino de todos aquellos que han pasado por mi dejándome rastro humanista y una manera de entender la vida. La batalla está perdida. Queda el recuerdo. Buenos días.