P Y P NO CUADRAN
Pablo y Pedro no cuadran sus agendas y eso suena mal, difícil, esperpéntico o raro. Es un raro extremo y radical . Apesta.
No tienen otra cosa que hacer. Escribir notas de consuelo bruselense, pactar el pacto, refrendar lo dicho y decir que hay que resolver, asistir a reuniones pactistas y ponerse de acuerdo para la cosa vacacional de 21 días, 21. !Ah! y dejarse hacer alguna foto con un niño propio o de otro.
¿Será tan difícil llamarse o ir a ver qué pasa o es que no quieren reunirse? ¿Aplazan para dar emoción al caso?
Me centro en el caso de Juan y yo. Somos compañeros de Universidad, de Bachiller y vivíamos muy cerca el uno del otro cuando éramos párvulos y hacía tiempo que no nos veíamos.
Un alegrón , un guardar el móvil, un café compartido, unas risas a cuenta del trasero de Amparito que era muy pizpireta y luego, por cierto, la hemos visto y ha cambiado algo, claro que han pasado 50 años. Cosas de la vida.
Terminamos todo eso y al final nos dijimos: hemos de quedar y nos fuimos diciéndonos que nos llamaríamos, pero el caso es que no lo hemos hecho.
P y P no sé si son amigos de algo o es una cosa reciente. Tienen en común, dicen, un pensamiento de izquierda, que ya es algo y no pasan de hablar de Gobierno de progreso y cambio pero no siguen hablando.
Hacen posturas e incluso he leído que Pablo le dijo a una periodista : eres una privilegiada, me has vista la melena suelta lo que parece decir “has visto la luz”.
Creo que la compañera ha entrado en estado catatónico y lo único que acierta a pronunciar es “pelo, pelo”. Algunos eminentes neurólogos han llevado el asunto a la Sociedad Científica de turno con el nombre : “El caso de la coleta suelta”.
Puede que no sea cierto, pero puede que sí. Yo solo digo que con una lupa tamaño gigante encontrarían en24 horas un hueco. Me hace sospechar que no quieren hablarse.
P y P deberían descomprimirse y verse en una acera neutral o dejar de hacer el gilipollas.