EL MICROONDAS TE MIRA
Kellyanne Conway es el nombre de una asesora próxima al inquilino actual de la Casa Blanca que empieza a ser conocida por sus declaraciones sorprendentes.
Al margen de recomendar que compren los diseños de la hija del Sr. Trump (probablemente dentro de la línea de América first- América primero) que , por cierto, hicieron crecer las ventas un 300%.
Eso da idea de la fuerza de ciertas recomendaciones dependiendo del origen de las mismas y de considerar que ante las noticias de los diarios hay otras perspectivas, poniendo así en duda la veracidad de la información; esta señora se ha dejado caer con una noticia que a mí me ha puesto los pelos de punta.
Afirma que es posible, probable o a lo mejor, que el Sr .Obama espiaba al Sr. Trump ( América first) a través del microondas.
No afirmo, ni niego nada. Después del televisor mirón para la CIA, los teléfonos que me siguen, las encuestas de Marzá para averiguar cuántos homosexuales hay en los colegios por aquello de la diversidad y transversalidad, puedo llegar a creérmelo todo.
Sin embargo lo del microondas me pone. Yo no tiro comida, aunque la vieja costumbre de la posguerra de besar el pan que se caía al suelo me ha desaparecido. Un día uno de mis hijos me vio haciéndolo y creía que me había vuelto loco. Me contengo ahora.
Decía que yo no tiro comida y ayer me calenté unas lentejas sobrantes con un poco de chorizo de Pamplona (me gusta Pamplona) y noté como a través del cristal cada lenteja era un ojo y todos me miraban y me dio miedo.
Ahora me tengo que ir a la ferretería de la Plaza del Collado, detrás de la Lonja, que tiene de todo, a asesorarme sobre qué tengo que poner delante del cristal para que no explote aquello y que al tiempo me quite del objetivo “microondatico”, no sea que me vea quien sea, el cómo, en un momento dado, me rasco el escroto o me meto el dedo meñique en el agujero de la nariz y se sepa por fin que soy un guarro.
¿No sería más fácil el que una bella encuestadora se citara conmigo y me hiciera todas las preguntas del mundo y yo encantado de contestar y no estar ahí con el televisor, la cámara, el teléfono a ver qué hago? Para no caer en la discriminación de género que cada uno se cite con quiera o pueda.
La desaparición de las porteras ha sido un error estratégico. Perdón, que ya me voy a la ferretería que luego tengo unos ejercicios de reptar por el pasillo de mi casa porque creo que en los picaportes de las puertas hay cámaras y microchips que están conectados con drones y a su vez con satélites que ofrecen al Comité de Seguridad Mundial, la imagen de cómo me toco los santísimos huevos mientras espero que se calienten las lentejas que están de muerte. Muy buenas.