D.CARLOS LOS QUIERE GRATIS
La Duquesa de Alba tenía en vida, dicen, un especial cariño por el Palacio de Dueñas en Sevilla, un palacio muy cuidado en el que por cierto vio la luz Antonio Machado (“mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla / y un huerto claro donde madura el limonero“) porque los Alba alquilaban habitaciones en la planta baja.
Unos patios y unos huertos que requieren un singular cuidado y una labor de mantenimiento de cierta importancia.
El actual responsable del patrimonio de los Alba- según la revista Forbes con un valor de 2.800 millones de euros-D. Carlos Fitz-James Stuart desea implantar un nuevo diseño a uno de los principales jardines de la residencia favorita de su difunta madre, la duquesa.
Una iniciativa emprendedora y admirable por servir para el solaz de sus habitantes y visitas a un palacio que disfruta, -por cierto, de exenciones fiscales
Al parecer cuenta con una empresa especializada que se encarga del mantenimiento de sus esplendida jardines y patios; ahora con el posible nuevo diseño busca ampliar ese servicio con algunos expertos que se estén formando en el grado de Ingeniería Agrícola lo que parece idóneo, natural.
Para dar noticia de ello se publicó en la plataforma Ícaro de las Universidades andaluzas que gestionan las prácticas un anuncio
Su función- copio de un artículo firmado por G. Cuesta en el Correo- sería:
“la creación de un nuevo diseño para uno de nuestros jardines principales con todo lo necesario, como la retirada de plantas en mal estado, plantación de nuevas, colocación de riego por goteo, poda de forma a setos y plantas ornamentales, plantación de enredaderas, inventariado de la flora del Palacio, retirada de follaje y mantenimiento en general”.
Hasta aquí perfecto y muy de agradecer por quienes en su día se relajen paseando por los bellos jardines.
Lo único discutible es que se trataría de un trabajo de prácticas gratuito.
Supongo que D. Carlos pensó que esa era una buena oportunidad de participar en un proyecto dentro de una de las casas de mayor prestigio y tradición de España y eso bien vale una entrega personal y gracias, digo yo, que D. Carlos no pensó, creo, en que los alumnos becarios de Ingeniería Agrícola no tuvieran que pagar por ese privilegio.
Por cierto, yo, en las condiciones que usted, dicen, que ha planteado, también podría ofrecer alguna cosita y es más creo que mucha gente lo haría también.
Siempre hay “gente pa to”.