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Mikel Labastida

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Los clásicos (XI): Battlestar Galactica

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El argumento de “Battlestar Galactica” podría hacer incurrir en error porque tal vez no cumpla con las expectativas generadas por alguno de los espectadores que acudan a ella. La trama se desarrolla en una galaxia lejana en la que residen las Doce Colonias de hombres. Esta civilización, que ha vivido durante años en perfecta armonía con unas máquinas diseñadas en el pasado, los Cylon, se enfrenta a la rebelión de éstas cuando desarrollan su propia identidad y comienzan a sentirse explotadas como esclavos. Los que, atraídos por esta sinopsis, se dispongan a ver una serie de ciencia ficción pura y dura posiblemente se sentirán decepcionados. Porque esta producción emitida en Sci-fi era pobre en efectos especiales y artificios, y se hacía grande cuando se leía en clave política y social.


En realidad la producción a la que nos referimos, la de 2003, partía de un título anterior que la cadena ABC encargó en 1978 a partir del triunfo en la gran pantalla de “La guerra de las galaxias”. Todo el mundo quería repetir el éxito de George Lucas con historias similares. Sin embargo, pese al presupuesto elevado del que disponía y que se estrenó con unos datos de audiencia más que aceptables, no tardó en ser cancelada ante el rechazo de los espectadores, que la fueron abandonando. Aquella guerra no interesaba. No había Princesa Leia ni Darth Vader.
La nueva “Battlestar Galactica” fue otra cosa. Nacía después de los atentados del 11-S en Nueva York y el contexto internacional originado a raíz de este conflicto influyó mucho en su concepción. El mundo cambió tras aquellos ataques. El terror, la amenaza o la vulnerabilidad fueron conceptos que adquirieron otras dimensiones a causa de cómo se produjeron estos acontecimientos y de las fatídicas consecuencias. Los guionistas de esta ficción lo tuvieron en cuenta a la hora de dotar de vida a los habitantes de las colonias. Hubo otras series basadas en el suceso estadounidense o relacionadas por él, pero la mayoría de críticos coinciden en que ésta, ideada por Ronald D. Moore y Christopher Eric James, fue la que mejor se aproximó a lo que llamaron “guerra contra el terror” de Bush.

La nueva propuesta llegó de la mano de Sci-fi y, al contrario que la anterior, sí logró unos resultados de audiencia óptimos para el canal. Los espectadores americanos se sintieron enseguida identificados con los humanos de esta producción y la respaldaron. Entendían perfectamente de lo que hablaba aunque no era explícita en sus referencias.

La temporada comienza tras el asalto de los Cylon, que deja a la especie humana muy debilitada. A bordo de una de las naves se encuentra una representante del Gobierno, la secretaria de Educación Laura Roslin, que ante la ausencia de un Gobierno, toma el mando y es nombrada Presidenta de las Colonias.

A partir de ese momento se inicia un tira y afloja entre ella y el comandante Adama para determinar si la nave Galactica se debe destinar para luchar contra los atacantes o para salvar al mayor número de supervivientes con el fin de que la especie humana sobreviva. El objetivo final de unos y de otros es alcanzar la Tierra para empezar de nuevo.

Las similitudes entre los acontecimientos de la serie y los acaecidos en Nueva York fueron varias: los Cylons pretenden acabar con los humanos, del mismo modo que el Estado Islámico desea poner fin o amenazar a todo lo que tenga que ver con Occidente; los supervivientes deben gestionar el golpe recibido, la falta de sus seres queridos y el cambio de las reglas de juego; humanos y máquinas no comparten religión y esta diferencia va a desembocar en luchas de poder.

Cuando se habla de la relación entre la política y la televisión se citan a menudo títulos como “El Ala Oeste de la Casa Blanca”, “House of Cards”, “Veep”, “Political Animals” o “Borgen”, pero habría que incluir esta producción sin ninguna duda. Porque a Roslin, como nueva líder, le toca asumir decisiones sociales y económicas complicadas, pero necesarias para garantizar la supervivencia y la convivencia de una sociedad amenazada, asustada y con ansias de venganza.

Esta ficción partió como una miniserie y se amplió después durante cuatro temporadas (no todas con el mismo nivel, que afectó al desarrollo de varios personajes, para disgusto de los seguidores). Concluidos los episodios y ante las protestas por los enigmas que habían quedado sin explicar los productores decidieron rodar una película para televisión que zanjase las dudas. Se denominó “The Plan” y se programó en 2009.

 

Este retrato ha sido realizado a propósito de la lista ‘Las mejores series del siglo XXI’

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Sobre el autor

Crecí con 'Un, dos, tres', 'La bola de cristal' y 'Si lo sé no vengo'. Jugaba con la enciclopedia a 'El tiempo es oro' imitando al dedo de Janine. Confieso que yo también dije alguna vez a mi reloj: "Kitt, te necesito". Se repiten en mi cabeza los números 4, 8, 15, 16, 23, 42. Tomo copas en el Bada Bing. Trafico con marihuana en Agrestic y con cristal azul en Albuquerque. Veo desde la ventana a mi vecino desnudo. El asesino del hielo se me aparece en cada esquina y no me importaría que terminase con mi vida para dar con mis huesos en la funeraria Fisher.


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