Hablaba ayer la Premio Cervantes, Poniatowska, de los “perdedores de nuestro continente”, refiriéndose a América Latina. En su discurso se puso de su lado y reclamó girar la mirada hacia esos pobres, ilusos y “Sancho Panza” que representan los torturados por los grandes poderes de la tierra, los olvidados y sin embargo llenos de tesoros espirituales. Su retrato no era un mero texto poético, aunque estuviera cargado de anhelos literarios y citas a los escritores de nuestro tiempo, incluyendo el gran Cervantes que, de haber vivido ahora, no habría sido aplaudido ni la mitad de lo que se le aplaude cada 23 de abril.

Cuando se trata de los mundos de ficción parece fácil ponernos del lado del pobre y del bueno. Seguramente es así porque sabemos el final, porque el autor nos sitúa y nos entrega la brújula que nos dice quién es quién. La vida, sin embargo, no parece tan fácil. Aunque el dolor siempre sea dolor y el desahuciado siempre viva el desgarro.

¿Cómo saber si el juez Silva es víctima o verdugo? ¿Cómo situar a Blesa en sus justos términos sin ser dios capaz de ver el interior de cada uno? Se hace harto difícil. Las apariencias son claras y maniqueas: el justiciero contra el poderoso. Así se presentaba también Garzón. Elpídio contra los molinos de viento de los poderes económicos; Baltasar, contra los del poder político. ¿Pero son Quijotes o malandrines? ¿Es cierto que Blesa sufre injustamente, por su mal o por el mal ajeno? No lo sé aunque deseo que la Justicia sí sepa sin ceder ante nadie, poderosos o limpiabotas venidos a más, como citaba Poniatowska en su discurso.

Lo único cierto es que los “perdedores de nuestro continente” existen. Son los que han sido engañados con las preferentes, sean obra del maléfico Blesa o títeres del no menos pérfido Silva. Ellos quedan al margen de la guerra de poderes que viven los protagonistas de la información. Los pequeños son anónimos. Ésa es su primera derrota. Pero además son afectados. Termine como termine la batalla, ellos perderán. Incluso aunque Silva esté de su parte. Si los usa, aunque haga justicia para ellos, los convertirá en derrotados.