Cuando llegan estas fechas, el trajín en los armarios de los valencianos es más frenético que con el cambio de temporada. Cada año, los falleros ponen a punto sus trajes, su blusón y esa nueva sudadera de su comisión que están deseando estrenar en las frías madrugadas de tro de bac y chocolate, mientras aquellos que suelen poner pies en polvorosa sacan los esquís o los biquinis para irse rumbo al País de Nunca Jamás otro Petardo en mi Puerta. Sin embargo, nada es comparable a lo que sucede cada cuatro años. Entonces son otros, esta vez los políticos, quienes repasan su vestuario y comprueban que todo está en orden, es decir, dejan recién planchado y almidonado su traje de Batman o Superman. En cuanto se aproximan las elecciones, entran en la cabina y se ponen la capa de salvar al mundo.
En eso andamos desde hace ya varias semanas, por no decir, años bisiestos. Estos días le tocó el turno a Isabel Bonig y al propio Fabra orientando a los más jóvenes del partido. Allí, junto a las Nuevas Generaciones, Bonig les instaba a “recuperar el alma” del partido que a veces se pierde de tanto gestionar y “de gestionar tan bien” como lo había hecho el PP (sic). No seré yo quien lo niegue aunque me pregunto si en la situación que vivimos no ha tenido nada que ver la “buena” gestión de estos años. Lo que más me llamó la atención, sin embargo, fue algo que añadió después. Se refería la coordinadora general del PPCV a “las medidas tan duras que siempre al Partido Popular nos toca tomar porque otros son incapaces de tomar”. Mi primera duda fue si Bonig hablaba de la Comunidad Valenciana o de España. Si nos atenemos al público y al contexto al que se dirigía, la prioridad debía ser Valencia, pero si nos fijamos en el contenido, solo podía estar refiriéndose a España pues en la Comunidad no ha habido, desde hace mucho –demasiado como para tomarlo de referencia- otro gobierno que no fuera popular. Siendo así, me preguntaba si aquello era señal de que el PP valenciano va a utilizar como marco de su argumentario la mejoría de las grandes cifras macroeconómicas, un señuelo para olvidar que la Valenciana no está como para echar más cohetes que los de un buen castillo. La respuesta llegó ayer, durante la clausura de la Convención, cuando Alberto Fabra advirtió a los chavales de que “los socialistas nos dejaron a España como Grecia, y el PP ha dejado a España como Alemania”. En efecto, la clave es nacional para unas elecciones autonómicas y municipales. La buena gestión a la que se refería Bonig, pues, no es la de aquí sino la de Madrid. ¿O tal vez las “duras medidas” que otros no tomaron son las de Fabra respecto a Camps? El callejón retórico en el que se ven ahora los líderes del PP es complicado. Lo que les salvará serán los “vomitorios” del populismo de otros. Por ahí podrán escapar de sus propias contradicciones.