“Me han ofrecido 800 euros y me tengo que hacer autónomo”. La frase la escucho de uno de los tantos desempleados que hay por España. En ocasiones anteriores fueron 900, 950 y hasta 1.000 euros.

El proceder es todos los casos es el mismo. El parado se sienta delante de su ordenador y ve una oferta de trabajo. Envía su curriculum, llama para interesarse y logra una entrevista. Una vez allí, le dicen la cifra que pagan, que es en régimen de autónomo y que las condiciones generales son las mismas que las de un trabajador (incluído el derecho a vacaciones y las mismas obligaciones que los asalariados). 

A veces se lo cree. Otras no. Nunca firma nada. No hay contrato. 

Pese a preguntar sobre este tema en círculos empresariales, sindicales y de abogados de la materia, me dicen que esta realidad no la perciben como algo en auge. Obviamente, no existen estadísticas de cuántos trabajadores por cuenta ajena se tienen que convertir en autónomos para recibir una nómina.

 Mucho menos hay datos de cuántos le dicen al empresario-pirata que puestos a no hacer las cosas bien prefieren cobrar en negro y seguir con la prestación.

 El parado con ganas de ser asalariado se encuentra lleno de dudas. Un amigo, que es autónomo, le cuenta que los tres primeros años tiene que pagar 178 euros y que luego serán 254. Además,tiene que hacer el IVA trimestralmente y descontar el IRPF. No entiende nada. 

Lo único que saca en claro el desempleado es que si quiere tener el trabajo que ha encontrado va a tener que meterse en un mundo que no sólo no conoce sino que además no debería conocer.Trabaja de cara al público. Su puesto requiere un contrato pero no firmará nada. 

La crisis es ya muy larga por lo que decide empezar. “Ya veremos cuándo me doy de alta de autónomo”, dice. La otra opción es jugar a cobrar en negro. Al pirata-empresario le da igual. Lo han hablado y lo acepta todo. 

Además del fraude, esta situación implica un cambio de las reglas del juego. “El autónomo es el que crea empleo”, dice en muchas ocasiones Lorenzo Amor, presidente de ATA. Ahora ya no. El autónomo es un asalariado dado de alta del régimen de autónomos que desconoce como funciona ese mundo.

 La reforma laboral ha reducido la indemnización por despido y, mientras tanto, está en auge el falso autonómo, el peor sistema posible, el que elimina todos los derechos, obliga a vivir con total inseguridad y aumenta los deseos de tener el trabajo más precario del mundo, pero con contrato.

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