MIGUEL A. HOYOS
@HoyosMiguel
Periodista de RTVE
Los extraños
Editorial periférica.
171 páginas
Todos tenemos algún “extraño” en la familia, todos tenemos algún familiar no muy cercano del que nos ha hablado nuestro padre, o nuestra madre, que ha sido tema de conversación en las reuniones. Ese tío materno, ese primo segundo, ese sobrino del abuelo que forma parte, para bien o para mal, de la leyenda familiar. Del que tuvimos noticia siendo niños y cuya figura se agrandó. Ese familiar del que hay una sola foto, ya mítica, y algunas cartas; o ese que sí conocimos, de pequeños o de adolescentes, con el que pasamos algún improbable periodo que nos marcó más de lo que supusimos en su momento. Todos tenemos algún familiar así: un tío en Fuerteventura, un abuelo guarda que manejaba como nadie la escopeta, un primo drogadicto en los setenta, o un tío abuelo aviador en el Sáhara que coincidió con Saint Exupery.
De eso extraños habla esta novela. A sus “extraños”, como él los llama, vuelve Vicente Valero para reconstruir su historia vital, nuestra historia vital. Vicente Valero es sobre todo poeta, y eso se nota en su prosa impecable, cálida y a veces perpleja, llena de ritmo y de silencios. Pero es un poeta que ejerce de buen periodista, porque esta metafórica ficción es pura realidad. Él ha seguido las huellas de sus “extraños” hasta Cabo Juby, hasta el sur de Francia, por Buenos Aires y México, por pisos del Madrid de los treinta. Y así nos ofrece retazos de vida de cuatro extraños: un pionero de la aviación, un maestro del ajedrez, un artista de variedades, y un comandante republicano que hacía yoga y abrazaba la teosofía.
Con ese estilo que tenían nuestras madres de no contarlo todo, va adentrándonos en sus vidas, reservando las sorpresas, graduando como sin querer nuestro acercamiento a ellos. Y es fascinante. Porque todos nos reconocemos, porque nos entregamos a ese familiar de la foto en blanco y negro que todos tuvimos. Y hay tantos momentos bellísimos y magníficos, desde el jugador de ajedres que adora el patinete playero, a la gira con la Argentinita del transformista que decidió ser él mismo.
El libro me lo recomendaron, una vez más, los Tipos Infames, concretamente el más alto, coincidiendo con la editora Elvira Navarro en que es una de las joyas de este año. Y acertaron, me siento atrapado por él, subyugado. He empezado a buscar teléfonos de mis extraños. Todos tenemos partes de nuestra memoria que reconstruir.