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Miguel Salvatierra

Sin fronteras

El Frente Nacional vuelve a dar miedo en Francia

Marine Le Pen y su padre Jean Maríe, en un acto de partido, cuando había armonía entre ambos. AFP/ France's former far-right Front National (FN) party's leader Jean-Marie Le Pen (R) and France's far-right Front National (FN) party’s leader Marine Le Pen (L), listen to a speech, on November 29, 2014 in Lyon, during the 15th French far-right National Front (FN) congress. AFP PHOTO / JEFF PACHOUD

La estrategia de Marine Le Pen empieza a torcerse cuando todo iba a pedir de boca. Bajo su firme liderazgo, el Frente Nacional (FN) se convirtió en el partido más votado en las elecciones europeas. La operación de maquillaje, suavizando los perfiles más agresivos e intimidatorios de la formación, ha sido muy rentable en las urnas. Y aunque todavía quedan dos años para las presidenciales, la rubia y carismática líder francesa se veía ya a las puertas del Elíseo. El prestigio del Gobierno socialista está bajo mínimos y la derecha, con Sarkozy resucitado, sigue ofreciendo dudas y divisiones.

Marine Le Pen y su padre Jean Maríe, en un acto de partido, cuando había armonía entre ambos. AFP

Marine Le Pen y su padre Jean Maríe, en un acto de partido, cuando había armonía entre ambos. AFP

 

El rumbo y el objetivo estaban marcados hasta que los oscuros genes del partido, xenofobía y antisemitismo, han emergido de forma abrupta a la superficie a través de dos penosos episodios que tienen en jaque a la formación ultraderechista.  Por un lado, el padre y fundador del partido, el patriarca Jean Marie Le Pen, de 86 años, se ha rebelado contra su suspensión de militancia y destitución como presidente de honor. En el otro frente abierto, cuatro militantes del FN fueron detenidos por quemar coches para poder denunciar luego la inseguridad en las calles. Otros 16 afiliados han sido expulsados por el propio FN por difundir mensajes racistas e islamófobos.

“Detalle de la Historia”

Ambas historias amenazan con arruinar la cuidadosa campaña de Marine Le Pen para ‘desdiabolizar’  al partido y hacerle pasar por una formación seria, moderna y alejada del tremendismo extremista que había caracterizado al FN bajo el mandato de su padre. Al final el ogro ha vuelto a enseñar sus garras y el viejo Le Pen ha reiterado sus ideas sobre el Holocausto: “las cámaras de gas fueron un detalle de las Historia”, “jamás consideré al mariscal Petain como un traidor”. Las noticias malas nunca vienen solas y el viejo líder ha visto como la Justicia le acaba de abrir una investigación por blanqueo de dinero. Se sospecha de una cuenta oculta en Suiza de 2,2 millones de euros, en su mayoría objetos de oro. La militancia, por su parte, con los recientes incendios y actos vandálicos ha puesto al día su turbio pasado de violencia racista y xenófoba.

Aunque habrá que ver que factura electoral se cobran los nuevos acontecimientos, el FN vuelve a dar miedo y su imagen de clan familiar a la greña no debe inspirar mucha confianza a la gente de orden y patriota que se supone que nutre las filas del partido.

Los líos familiares y los incendios provocados por sus militantes desmontan la estrategia moderada de la presidenta del partido

Una mirada sin prejuicios ideológicos a una actualidad del mundo cada día más interconectada con nuestra realidad

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