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César Campoy

Banda sonora

El compañero de viaje que escucha

Habitual de nuestra escena desde hace varias décadas, Dani Cardona, uno de los productores patrios más activos y conocidos actuará con su último proyecto Desguace Café el 30 de mayo en La Edad de Oro

 

Tiene mucho mérito que alguien decida dedicarse a esto de la música, durante tres décadas, en una ciudad como Valencia. Dani Cardona lo apostó todo a esa carta, cuando nuestra escena vivía, allá por los 80 del siglo pasado, una de sus época más efervescentes, y gamberras. Desde entonces, y hasta que el cuerpo aguante («mis planes son seguir grabando a quien me lo pida, tocar con quien me lo pida… forrarme con la música», bromea), ha venido demostrando su pasión, bien sobre un escenario (de aquellos míticos Los Flacos, a Doctor Divago o Maronda, pasando por Una Sonrisa Terrible), bien comandando las mesas de mezclas como productor (años ha, en aquellos celebrados Estudios Experience, hoy, en El Sótano) de decenas y decenas de proyectos tan variados como los de Ciudadano, Sr. Chinarro, Gilbertástico, Emma Get Wild, El Ser Humano, La Habitación Roja, Los Radiadores, El Célebre Sr. Cometa, los mismísimos Doctor Divago (sus niños mimados)… El listado es, prácticamente, interminable: «Recuerdo casi todas las producciones que he hecho, tengo buena memoria. Las grabaciones son vivencias intensas para el grupo y eso siempre te lo contagian. El número me sería imposible de calcular. Es muy probable que haya trabajado con más de cien grupos, y con muchos lo he hecho en varias ocasiones. Desde 1995 que entré en el estudio han sucedido muchas cosas», asegura un Cardona que recuerda cómo decidió, un buen día, dedicar su vida a registrar y plasmar las creaciones sonoras de otros artistas: «El hecho de grabar música casi siempre me interesó. Hablo del proceso técnico de un cuatro pistas en casete. Otra cosa es producir. Nunca fui consciente de estar produciendo hasta que no comencé a ver mi nombre en los créditos de los discos. Eran los grupos los que lo consideraban así. Yo sólo decía, en cada ocasión, lo que me parecía mejorable o destacable».

 

Más fuerte que ayer. Cardona, dispuesto para la acción.

Elogiado por la mayoría de artistas que han trabajado con él, tal vez sea esa manera de trabajar, desde el respeto y el saber escuchar, la que le ha valido convertirse en uno de los productores valencianos más solicitados: «Cada grabación es una aventura, y en cada banda tiene unas expectativas sobre el estudio. Yo intento hacer lo que el grupo espera de mí.  No planteo una grabación como una producción. El trabajo se va desarrollando en una dirección u otra a medida que avanzamos», afirma un Cardona partidario de introducirse en el universo del artista, de tratar de pensar como él, de «respetar sus códigos», y un interlocutor casi perfecto para tratar de radiografiar el momento que vive nuestra escena: «La música en Valencia está como siempre: bien. Tenemos lo que siempre hemos tenido: buenos proyectos, arriesgados en muchos casos, grandes músicos… También tenemos a quien se encarga de negar todo esto, de restarle importancia al trabajo artístico y desinteresado de mucha gente y empequeñecer el panorama. En fin, hay quien piensa que sobran grupos; yo opino que sobran críticos».

 

 

Porque, entre phasers, limitadores, reverbs y compresores, Dani tiene tiempo para seguir subiéndose a un escenario. De hecho, apenas ha dejado de hacerlo en estas tres décadas. ¿La dedicación a la producción ha arrinconado más de lo que quisiera su faceta como músico? «En absoluto. Creo que si no fuera músico no grabaría. En mi cabeza no tiene más importancia una cosa que la otra», sentencia convencido, mientras prepara, precisamente, su próximo asalto a un escenario. Será, el próximo 30 de mayo en La Edad de Oro, con uno de sus últimos proyectos, los hipnóticos Desguace Café, expertos en rizar el rizo, a base de rock and roll, en lo que a peculiares versiones de clásicos de mil y un estilos y mil y una épocas se refiere. Junto a Cardona, otra figura emblemática de nuestra música, Isa Terrible, y una atractiva aventura: «Este proyecto supone, ante todo, la posibilidad de tocar con Roberto Fort (con IsaAntonio [Sanz] ya había compartido proyectos anteriores), además de reencontrarme con la música de forma absolutamente lúdica, sin demasiada afectación, sin expectativas; sólo disfrutar y aprender. Eso, para mí, lo hace grande, aunque parezca una contradicción. Creo que eso se nota y que quién nos ha visto también disfruta».

 

Tres discos históricos

 

The Velvet Underground

The Velvet Underground & Nico (Verve, 1966)

«La mezcla de música, artes plásticas, performances. Absolutamente «arty» y lejos del momento actual tan políticamente correcto. Las vidas al límite y con un tinte intelectual… Con Andy Warhol llegó el cambio y nunca nada volvió a ser como antes»

 

Camarón

La leyenda del tiempo (PolyGram, 1979)

«Con Ricardo Pachón. Cuando se junta el talento con el riesgo salen obras maestras como esta. Romper con la tradición, disfrutarlo, saber que estás escribiendo la historia, en definitiva sentir y saborear la libertad»

 

David Bowie

Hunky Dory (RCA, 1971)

«Con Tony Visconti. Una sensación poética impregna todo el disco. El piano adquiere un protagonismo que te envuelve y te atrapa sin más, las baterías que entran y salen… Tiene una mezcla perfecta entre el respeto a lo clásico y la sensación de futuro»

 

 

El disco de la semana

 

Lülla

Lülla (Malatesta Records, 2015)

Carolina Otero tiene la suerte de liderar una de las iniciativas artísticas con más entidad, empaque y sobriedad de la música valenciana de los últimos años. Uno de esos proyectos a los que hay que hacer referencia, ineludiblemente, cuando de glosar el buen momento de nuestros sones se refiere.

En compañía de los inquietos Diego López, Juanjo Frontera, Javier Lacasta y Juan Terol, y bajo el amparo del omnipresente Dani Cardona (cuya figura como productor analizamos arriba), Otero continúa tejiendo una telaraña negro perla, tan elegante como desconcertante, a partir de enigmáticos textos y ambientes que pululan entre lo misterioso, lo sombrío, lo peligroso, lo etéreo, pero también lo rabioso y lo supuestamente luminoso.

Este tercer trabajo de Lülla, editado por Malatesta Records y grabado en El Sótano, busca, siguiendo los surcos abiertos por sus predecesores, ahondar en el componente emocional. Rascar en nuestro subconsciente y susurrarnos agridulces sones en pleno duermevela hipnótico.

Además, la banda sigue apostando por sus seguros de vida más efectivos: la sugerente voz de Carolina, su facilidad para desarrollar instrumentaciones trabajadas, y la querencia por esos sutiles arreglos y pinceladas que son capaces de marcar la diferencia. Sólo bajo estos parámetros es posible estructurar piezas como Sorry about that (embriagadores los pasajes vocales) o un Me, shadows (lúcido ese inicio de batería) que combina mágicamente guitarras y teclados. Por si esto fuera poco, los once temas que integran este disco inspirarán una serie de personalísimas ilustraciones realizadas por Lacasta.

Lülla estarán presentando este trabajo el día 30 de mayo en la Sala Russafa. Será en compañía de la también enigmática Lanuca.

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Sobre el autor

Curioso por naturaleza. Más de media vida escribiendo.


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