Stereocolor ultima su nuevo trabajo, que vivirá del estribillo brillante
En menos de dos años, Stereocolor, la banda integrada por Óscar Ruiz, José del Olmo, Christian Boynak y Agustín Pascual, ha conseguido situarse a la altura de Scorsese, la formación de cuyas cenizas surgió: «Buscábamos un nuevo principio; lo que, inevitablemente, supuso el fin del proyecto anterior tras una trayectoria de 6 años con sus luces y sombras. Nuestra filosofía es, prácticamente, la misma que antes: trabajar mucho, confiar totalmente en nuestro proyecto, hacer la música que nos gusta y tratar de que llegue y emocione a quien la escuche», aseguran, convencidos. Vendría a tratarse, como el lector ya adivinará, de aprovechar todo lo que de bueno y provechoso quedaba en la mochila. Entre ello, unas influencias (que van, de La Habitación Roja a Deluxe, pasando por REM o Radiohead), variadas, reconocibles, y reconocidas por sus propios integrantes. Así pues, ¿qué es lo que realmente ha cambiado, en todos estos meses, en Stereocolor? «Estas referencias forman parte, entre otras, de la base musical sobre la que crecimos y que marcó definitivamente nuestras vidas. Son, por tanto, influencias marcadas y reconocidas por nosotros. ¡Imposible negar lo evidente! Por otro lado, la incorporación de nuestro cantante, Óscar Ruiz, y su gusto por el rock más clásico, ha dotado de más matices y versatilidad a nuestra música. Este cambio en la voz principal, y las mayores posibilidades a la hora de hacer coros, son el cambio más significativo en Stereocolor respecto al proyecto anterior», aclaran.
Apenas iniciada la nueva aventura, para dejar las cosas claras, las gentes de Stereocolor se pusieron manos a la obra y registraron un mini-elepé autoeditado que debía convertirse en tarjeta de presentación, y una especie de ventilador desde el cual dispersar aquellos nuevos aires: «Estamos realmente satisfechos con la acogida que tuvo. Muchos de los que lo han escuchado nos han comentado que se le queda corto. Se quedan con ganas de escuchar más canciones. Uno de los objetivos iniciales era presentarnos y darnos a conocer en la escena local, redes sociales y ciertos sectores de la industria de la música. Ese objetivo creemos que lo hemos logrado en gran medida. Por otro lado, el siguiente reto era el de volver a los escenarios, y, transcurrida la temporada, vemos que hemos tocado en varias salas de Valencia, de fuera y en algunos festivales (Medusa Sunbeach Festival 2016, Pro Weekend 2015 y 2016). Por lo tanto, no nos podemos quejar, la verdad. En todo caso, lo más importante para nosotros es que sentimos que la gente que viene a nuestros conciertos disfruta mucho y sale satisfecha. Eso nos da muchísima energía para seguir trabajando en nuestro proyecto, día a día».
Y, fruto de ese trabajo, un nuevo disco, cuyos temas sonarán en las próximas citas en directo del grupo (el día 10 de febrero, junto a Nunatak, en la sala Matisse de la capital valenciana), en la elaboración del cual anda sumergido el cuarteto, y cuya producción (se rumoreaba) podía correr a cargo del solicitado Paco Morillas: «Llevamos semanas maquetando canciones, y en breve nos pondremos con la grabación. El método será el mismo que en el anterior disco: grabarlo en casa de Óscar, que tiene un estudio profesional, y producirlo nosotros. Efectivamente, hay muy buenos productores y estudios de grabación, como es el caso de Elefante Estudio y Paco Morillas, con quien ya tuvimos ocasión de trabajar anteriormente. Sin embargo, entendemos que con nuestras propias posibilidades estamos obteniendo un sonido muy bueno y, de momento, seguiremos por esta línea. Por otro lado, supone un esfuerzo económico que preferimos reservar para otros fines. Como la mayoría de grupos, no vivimos de esto, y dado que tenemos la solución en casa, para qué buscarla fuera. Quizás cuando vivamos de la música…», confiesan.
De esta manera, siguiendo la senda de aquel Stereocolor, la nueva criatura sonora del grupo volverá a incluir seis temas cuyos derroteros seguirán encandilando a sus seguidores: «Las seis canciones que hemos seleccionado entre todas las maquetas que hemos venido trabajando, siguen la línea marcada por nuestro primer trabajo: canciones de corte pop-rock, con melodías pegadizas, estribillos brillantes y mucha presencia de voz y coros. También en este caso, y de forma paralela, iremos presentando las canciones en forma de vídeo-clips, dado que tenemos el lujo de poder contar con todo el apoyo de nuestra productora favorita: Lelush Producciones. En este sentido, atentos a nuestro próximo clip, En órbita. Va a ser un vídeo-clip que dará muchísimo que hablar», avanzan.
El formato mini-elepé o epé se ha convertido, para infinidad de artistas, en el preferido. Para muchos, se trata de la mejor manera de combatir lo fugaz de las creaciones: «Si fuera por gusto, nos hubiera encantado que este segundo trabajo fuera un elepé. Posteriormente, los tiempos y el objetivo que te marcas para tener el trabajo terminado determinan el número de canciones final del mismo. Dado que nos fijamos el primer trimestre de 2017 para tener preparado este epé, al final han tenido que ser seis canciones, y suponemos que, de nuevo, nuestros seguidores se quejarán de dejarlos otra vez con ganas de más. Efectivamente, el consumo de música, información, etc…, hoy en día, es tan frenético que, a veces, las creaciones artísticas pueden llegar a ser apenas un destello. Otras, de repente, se hacen eternas. Forma parte de este maravilloso mundo de la música. En relación con la forma en la que el público consume la música, desde el principio hemos apostado siempre por tratar de presentar nuestras canciones en forma de vídeo-clip, e ir sacando uno cada tres o cuatro meses, con el objetivo de tratar de estar siempre en el candelero, y mostrar que estamos siempre activos y en movimiento».
No obstante, esa hiperactividad no siempre es sinónimo de reconocimiento popular. De la misma manera, el exceso de oferta puede llegar a ser contraproducente. Voces apocalípticas aseguran, sin ir más lejos, que en tierras valencianas existe una oferta de directos que, en ocasiones, hace coincidir demasiados conciertos en un mismo día. ¿Existe suficiente demanda ante tamaña avalancha? «Es muy buena señal, porque significa que en Valencia hay muchos grupos que hacen muy buena música y tienen ganas de compartirla y hacerla llegar a los demás. Es normal, en una ciudad como ésta, con su extensa y larga tradición musical. Lo aburrido quizás sería que sólo se hicieran un par de conciertos cada fin de semana. El problema no es el exceso de oferta musical, en nuestra opinión, sino, precisamente, la falta de demanda. Tenemos que conseguir, entre todos, sacar a toda esa gente de sus casas, y hacerles ver que optar por ir a una sala de música, de forma habitual, les va a hacer más felices».
Efectivamente, la aceptación masiva del público, en general, sigue siendo una de las asignaturas pendientes de una música valenciana que, curiosamente, y según la mayoría de voces autorizadas, se encuentra en uno de sus momentos de mayor variedad e inspiración creativa e interpretativa: «La oferta cultural en Valencia, a todos los niveles, es inmensa. En cuanto a la música, hay gran creatividad, diversidad de estilos y opciones (cada uno con su público), circuito de salas, festivales… Sin embargo, en nuestra humilde opinión, creemos que hay falta de cultura musical, prácticamente, a nivel general. No existe inquietud por escuchar música de grupos desconocidos o que no están muy presentes en medios de comunicación generales, redes sociales… Y no digamos ya el hecho de ir a escuchar música en directo, a una sala, como forma de ocio habitual, sin necesidad de conocer siquiera al grupo o ser amigo o familiar de alguno de sus componentes. Prácticamente nadie lo hace. En ese sentido, cuando alguien que no conocemos nos felicita por lo que hacemos y nos dice que no nos conocía de nada, se nos planta una sonrisa de oreja a oreja. Luego, todo el mundo va a festivales y muchos de ellos están a rebosar. Es otro modo de disfrutar de la música que parece que, de esta manera, sí llega mucho más fácil a la gente», concluyen.
Los discos de la semana
Golpe de estado (La Viejita Música, 2016)
Tras comprobar el dignísimo hacer de Txema Mendizabal en proyectos de altura (Nanga Parbat, Manolo Tarancón, Star Trip, Señor Chinarro), había muchas ganas por comprobar cómo sería capaz de proyectar toda esa sensibilidad que destila, en un proyecto en solitario. Golpe de estado es su sentidísima respuesta, registrada, codo con codo, con Carlos Soler, apoyándose, también, en viejos amigos como Vicente Prats. Una decena de piezas tremendamente meditadas (destacan A corcheas, Pacto, o la propia Golpe de estado), ideales para combatir estos tiempos que vivimos en los que la fecha de caducidad de casi todo se reduce peligrosamente, y, en definitiva, una suerte de trago de licor agridulce, capaz de saciar la sed y el desasosiego del más desarraigado, a base de desconcertante (en ocasiones, estremecedor), pero efectivo efecto balsámico. Especialmente indicado para almas heridas.
Torneo en mi casa (Mascarpone Discos, 2016)
Jose Guerrero ha acabado por convertirse, teniendo en cuenta los variados y elaboradísimos proyectos en los que anda embarcado (Betunizer, Cuello, Jupiter Lion, Rastrejo), en una de nuestras mentes creativas más respetadas y celebradas. Tras aquel llamativo Faro sencillo (2016), uno de esos adictivos tentáculos, Segunda Persona, presenta su candidatura para convertirse en una de las propuestas con más empaque de estas lindes, a partir de unos derroteros difíciles de catalogar que, apoyados en la libertad que confiere bucear en la base guitarra acústica y voz, abofetea tu cerebro (ojo con los textos), ora, con aires punks, ora, a ritmo de sevillana, ora, de folk, ora, de jota. Lúcido.