Hasta la fecha, los juicios celebrados en el TSJ han terminado con victoria del Partido Popular frente a la Fiscalía Anticorrupción. De los tres diputados de Valencia que se han sentado en la etapa más reciente en el banquillo, los tres solventaron el trámite airosos. En este marcador inicial, abierto en la etapa de mayor corrupción que se recuerda en esta Comunitat, queda fuera el alcalde de Torrevieja. Este sí fue condenado a tres años, pero no tiene el pedigrí de los siguientes protagonistas.
El primer gol al Ministerio Público llegó de la mano del concejal Jorge Bellver, hoy portavoz del PP en Les Corts. El que postulaban como sucesor de Barberá salió absuelto de la prevaricación de la que le acusaba la Fiscalía. Y además, el juez Flors, instructor de la causa de los trajes y ponente de la sentencia en el caso de los Jardines de Monforte, le mandó un dardito de regalo al fiscal. Así, como quien no quiere la cosa, para resolver la petición de las partes de que se condenara en costas a la acusación pública -algo que no permite la ley-deslizó el siguiente párrafo: “La ley no contempla que, en caso de absolución del acusado, pudieran imponerse las costas a la acusación pública, puesto que el legislador no ha podido representarse como posible que, atendidos los principios que deben regir la actuación del Ministerio Fiscal, éste pudiera actuar temerariamente”. ¿Necesario eso de ‘no ha podido representarse como posible’? No hizo ninguna gracia en la Fiscalía.
El partido grande, de esos que llaman del siglo -aquí no es como en el fútbol donde todos los años se producen varios- llegó con la causa de los trajes. El expresidente de la Generalitat Francisco Camps y el exsecretario del PP Ricardo Costa, acusados de cohecho pasivo por aceptar regalos de El Bigotes, ahora rebautizado como El Barbas. En cualquier caso, con más o menos pelo en el rostro, al parecer, sigue teniendo la misma jeta. En aquel caso, tres fiscales, dos de Madrid y el delegado Anticorrupción de Valencia, no lograron que el jurado declarara probados los hechos que sostenían. Teorías conspiratorias al margen acerca del veredicto -hay varias y alguna es realmente graciosa- también se hizo cierta autocrítica. Tal y como se llegó a reconocer después, la acusación se orientó en exceso hacia la documental. Quién sabe si desde otro enfoque hubiera variado el resultado. Quizá tampoco. La sorpresa de la decisión del jurado, no obstante, fue mayúscula. Algún peso pesado llamó desde Madrid minutos después de la decisión para averiguar cómo había sucedido aquello.
Ahora, presumiblemente tras el verano, llega otra de las citas fuertes en la agenda de tribunales, una parte del caso Cooperación -con permiso de Gürtel y Fitur-. Blasco, dinosaurio de la política y habilidoso en el debate parlamentario, no ha demostrado la misma astucia para esconder la basura de su Conselleria y no verse salpicado en este turbio asunto. Y, además, como protagonista principal, en la cúspide de la trama, apodado el Conejo. Nada de eso de “pasaba por allí”. Se da la circunstancia de que en la acusación pública repetirán el fiscal de Bellver y el de los trajes de Camps. Dicen todos que el exconseller lo tiene complicado. Está bien “pillado”, concluyen diversas fuentes. Alguna incluso muy atrevida desliza que salvo milagro… Pero digo yo, que al encargado de los milagros no le debe hacer mucha gracia lo de distraer dinero destinado a los que más lo necesitan. Presuntamente, claro.