Traer Scott es una fotógrafa estadounidense. Pero, sobre todo, es una desbordante amante de los animales. Un simple vistazo a su web lo demuestra. Sobre todo adora a los perros. Pero no sólo. En su diario virtual tienen cabida lo mismo pequeños ratones y otros ‘Animales nocturnos’, que ciudadanos anónimos paseando junto a los cristales que cobijan a diferentes especies de un museo de ‘Historia Natural’, el nombre de otra de sus galerías, que un precioso reportaje al cervatillo Lilly o un precioso vistazo fotográfico a caballos salvajes. Merece la pena echarle más que un ojo a la web.
Pero, por encima de todo, Traer es una consumada enamorada de los perros. ella misma cuenta cuál fue una de las chispas que prendió su pasión. Hace unos 10 años, trabajó como voluntaria en un refugio canino. Y allí, mientras ayudaba a mimar a decenas de perros dejados a su suerte en Providence, la ciudad en la que vive en Rhode Island, nació un maravilloso proyecto. Como ella misma cuenta, una serie de retratos surgidos de “la pérdida, la frustración y la oportunidad”. Ese fue el origen de “Los perros del refugio”, un puñado de maravillosos primeros planos de algunos de los canes que Traer conoció en la protectora.
Yo jamás he visto rostros de perros con más humanidad. Con más alma. La propia fotógrafa lo reconoce. Después de ir revisando algunas de las fotos que iba realizando a los animales acogidos (algunos de ellos adoptados, muchos sacrificados “para dar cabida a otros perros que llegaban abandonados, a decenas por semana”), la propia artista estadounidense se sorprendió de “la emoción intensa, la dignidad y muchas veces el humor” que se desprendían “de las caras de esos perros”. El proyecto formó parte de un libro y vendió más de 50.000 ejemplares por todo el mundo.
Ahí van los retratos que Traer colgó en su web. Mirad a esos ojos. Y sorprendeos sintiendo cómo esos perros, con sólo una mirada, desprenden ternura, orgullo, inteligencia, paz, viveza, curiosidad, travesura, nostalgia, bondad, inteligencia, resignación, humor, tristeza, esperanza y seguridad. Pocas imágenes han hecho más para concienciar acerca de que abandonar a un perro es dejar a su suerte a un ser que siente, piensa, ama y hasta ríe.