Queridos Reyes Magos: así en masculino y con sus camellos y todo. Como Dios manda. Y la costumbre. Y como los niños desean ver. ¡Sooooooo! Freno, que me embalo y me salgo del tema, Sus Magas Majestades (por aquello del cambio de género del adjetivo, no porque sean ‘Magas’…. ¡sooooo!). Mejor repetimos…
¡Toma 2! Queridos Reyes Magos: Como creo que he sido muy bueno, he seguido un año más queriendo con toda el alma a mis queridos peludos (o plumidos, o escamados, o… como quieran que sean los bienamados animales) y pienso seguirlo haciendo durante el año recién estrenado (y al otro, y al otro, y al otro….), pues hoy mi post va en forma de carta que os envío, con todos mis deseos para este 2016, deseando que Melchor, Gaspar y Baltasar (los de siempre) me lo traigan (nos lo traigan) todo, todo, todo. Por los pequeños peludos. Allá va…
– Pido un año sin abandonos de perros y gatos, los más golpeados por los aproximadamente 150.000 casos que se registran cada año en España. Aunque también hay iguanas, cerdos vietnamitas, serpientes, papagayos… Todo víctimas de lo mismo: del capricho de tener un animal como si fuera un juguete, de la incapacidad y cobardía de no decir ‘no’ a la inocente ilusión de un niño, que reclama un cachorro sin saber que ello supone una vida atada a cuidarlo, pasearlo, alimentarlo, curarlo y sobre todo mimarlo y amarlo. Pero una vida que tiene poco de capricho y mucho de entregado cuidado.
– Pido un año en el que se disparen las adopciones en las protectoras, albergues y ongs animales, frente a las compras en tiendas de mascotas. Sinceramente: cada vez que alguien se compra un gato o un perro en uno de estos locales, mientras haya cientos de miles de animales malnutridos, llorosos y abandonados en las perreras, se comete un auténtico crimen. Acabemos con ello.
– Pido un año sin nuevos atropellos como la barrabasada de ‘Vaya fauna’ y sin que se la vuelvan a ‘meter doblada’ a un declarado defensor de los animales como Christian Gálvez. Seguro que su intención era buena y la diabólica ignominia fue cosa de la productora. Menos mal que, por una vez, la audiencia fue sabia y la aberración apenas duró tres meses en parrilla.
– Pido que de una vez por todas se acaben atrocidades como el festival de la carne de perro de Yulin. Una cita asquerosa, desagradable, inhumana y nada edificante ¿tradición? en la que los chinos se comen cada año 10.000 perros. Aquí no hay costumbre que valga, lo siento mucho. ¿Cómo comerse animales que sienten pena, dan la vida por sus amos o son capaces de morir de inanición junto a la tumba de sus dueños? Sólo un monstruo podría hacerlo. Hasta la ONU debería considerar esto como un crimen contra la humanidad. Y no hablo en broma. Y ojalá hubiera más heroínas como ‘la mujer que salvó a 500 perros’.
– Pido penas de prisión (con cumplimiento) para el maltrato animal, para demonios capaces de tener días y días a un animal abandonado en un balcón o en una planta baja, o molerlo a palos hasta morir.
– Pido duras sanciones para los GUARROS de los amos que dejan las mierdas de sus perros en calles y jardines. Pero multas de esas de tres ceros. La única forma de que se vuelvan cívicos y recojan lo que sus mascotas nunca dejarían por el suelo. La única forma de que aquellos que no aman a los animales, dejen de culpar a los perros. Los culpables no son ellos, sino los GUARROS de sus amos.
Y como a los Reyes es mejor no pedirles mucho para así acertar en el encargo, pues aquí me paro. Sólo una cosa más: que tengamos todos, animales y humanos, un MUY FELIZ 2016.