Miren a Wilma con esa simpática diadema de espumillón en la cabeza, jovial y toda pancha sentada en un butacón. Miren a la bulldog francés y digan si parece que hace apenas unos meses tuvo que someterse a una operación para extirparle un tumor cerebral. De hecho, la segunda en poco menos de un año. Y aquí es donde está lo prodigioso de esta historia. Que Verónica Navarro, su dueña, una joven de Chiva, no dudara a la hora de desembolsar el coste de una doble operación, algo que a muchos propietarios les deja a menudo paralizados. No son a menudo baratos los tratamientos veterinarios. Lo sabe uno por experiencia, consciente de que cualquier visita a por vacunas, pastillas o revisiones acaba suponiendo un agujero en el bolsillo a la salida de las clínicas. Así que OLÉ por Verónica y su entrega por su mascota, algo que sin duda Wilma también haría. Y OLÉ por el Hospital Auna, un centro que echó a andar en noviembre en Paterna y una auténtica referencia en el sector, al ser el único hospital veterinario de España que aúna tres especialistas en Oncología, Cirugía y Neurología.
¿No queda claro el éxito de la operación a Wilma? Pues aquí va un vídeo que lo deja bien, bien clarito, sobre todo al comprobar el rótulo de “dos horas después de la operación” y observar cómo la bulldog anda lozana por las instalaciones de Auna, después de pasar por el bisturí del neurólogo Alejandro Luján. Para los entendidos en materia veterinaria, pues también un pequeño fragmento de cómo fue la operación de doble extracción de tumor.
En España hay apenas media docena de centros con especialistas e instalaciones aptas para llevar a cabo esta intervención quirúrgica, lo que eleva aún más el mérito de la intervención sobre Wilma y de las credenciales de Auna. Verónica Navarro, la joven de Chiva dueña de la coqueta bulldog francesa sonríe ahora al recordar cómo empezó todo el verano pasado. “Creíamos que tenía un golpe de calor”, recuerda al comprobar cómo Wilma empezó a convulsionarse. Los bulldogs acostumbran a tener muchos problemas respiratorios. Alejandro Luján comprobó con un TAC que todo se debía a “una masa sospechosa.
Comenzaba la lucha contra los tumores, un reto idéntico entre seres humanos o entre animales. “Nada más operarla, esa misma tarde ya quería volar del sitio”, rememora hoy Verónica. Pero meses después volvió a aparecer otro tumor. de nuevo comenzaba la pelea. Y otra vez el éxito en la operación. “Por suerte tenemos una perra muy fuerte y una dueña dispuesta a lo que sea por ella“, subraya el cirujano.