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Arturo Checa

Almas con patas

12 nuevas vidas

“Como particulares no tenemos medios para atajar el abandono, únicamente somos capaces de cambiar sus nefastas consecuencias, adoptando a los que son abandonados si podemos permitírnoslo, o con voluntariado o donaciones para mejorar sus condiciones de vida”.

La reflexión de la actriz valenciana Carmen Juan fue el espíritu, el mensaje y el ánimo que supuso el pistoletazo de salida para una de esas iniciativas maravillosas con los ‘pequeños peludos’. Así arrancó el desfile de perros abandonados, organizado por AUPA y Bioparc (es el quinto que ve la luz gracia a la colaboración conjunta), que poco antes de Navidad logró 12 milagros: que una docena de perros iniciaran una nueva vida… Gaspar, Irma, Ibiza, Laica, Nudo, Ícaro, Trufa, Dick o Set fueron algunos de los canes que han comenzado 2015 con la mejor de las noticias: ser acogidos y tener la posibilidad de VIVIR.

AUPA (Adopta Un Perro Abandonado) es una entidad que rastrea las perreras de Valencia en busca de perros a los que salvar, a los que dar una segunda oportunidad. Los rescatan, los medican, los alimentan, los miman… Todo, como siempre en estas organizaciones de ‘ángeles de la guarda’, de manera voluntaria, altruistamente, sin ánimo de lucro y con el impulso de personas anónimas, ciudadanos como cualquiera de nosotros con una vida estresante y sin un segundo libre, aunque ellos encuentran tiempo para su loable misión. Si uno no puede adoptar (no es ningún capricho) siempre puede donar (Banco La Caixa – Cuenta AUPA: 2100-7391-12-2200008763). Y estas son las nuevas vidas…

Gaspar.

Gaspar ya puede empezar de nuevo. Es uno de los 12 adoptados (desfilaron casi 40 perros, con lo que la proporción lograda por AUPA en el magnífico marco del Bioparc, que también participó en el desfile, es más que positiva, aunque uno siempre querría más…). Apenas tiene un año, y es un joven podenco, esa raza tan maltratada por los cazadores, ese colectivo tan necesario para mantener el equilibrio en el medio ambiente, con el responsable control cinegético, pero al mismo tiempo capaces de enormes atrocidades. Los podencos ahorcados, muertos a tiros o abandonados en las cunetas de carreteras se cuentan por centenares o miles en España. “Tienen una vida muy triste. Recluidos y hacinados en pequeños espacios hasta el día en que les necesitan para cazar. Gaspar ha acabado en mejores manos. Desde AUPA lo definían como “inquieto y alegre”, deseoso de estar con gente pero al mismo tiempo muy tímido. Enhorabuena por tu nueva vida, pequeño. Y gracias a Elena Lis, la persona que hasta ahora la ha tenido acogida.

Abba, una 'abuelita' adoptada en el Bioparc.

Irma, con sólo tres meses, ha vuelto a vivir. Desfiló por el Bioparc demostrando que es “una cachorrita bastante movida”, como la definen desde la asociación. Enloquece con sólo ver una pelota. Y ladra juguetonamente al paso de cualquier perro, le da igual el tamaño. Una delicia que ha disfrutado hasta estas Navidades Tamara, su ‘mami’ de acogida.

Rabbit recibe amor en el desfile.

Laika. Su historia es una de tantas pesadillas por los abandonos. Tendrá entre dos y tres años. Llegó a la sede de AUPA “muerta de miedo y en muy malas condiciones”. Con las almohadillas de los pies quemadas, destrozadas. El precio de vagar por la calle en busca de un hogar. En busca de amor. Devorada por las pulgas. Ahora, y tras la ayuda de su acogedora Ana Monforte, es alegre, juguetona y vivaz. Feliz nueva vida, Laika.

Nudo, con su nueva familia.

Nudo. Qué decir de Nudo. Si la historia de Laika es un ejemplo de los efectos de los abandonos y del pundonor de los canes, el de este perro ya adulto (7-8 años) es una auténtica epopeya. Apareció abandonado en un corral. Devorado por la suciedad, por los nudos en su pelaje (hasta su nombre es un homenaje a su lucha), por los parásitos, por la infección de sus ojos, cojo, muerto de miedo… El miserable pago de la raza humana al mejor amigo del hombre. Desde AUPA sospechan que vivió toda su vida “abandonado en la granja y que no supiera ni lo que era una caricia”. Ahora se derrite con cada caricia (bien lo sabe María José Pou, la que ha sido hasta ahora su ama de acogida), aunque no abandonará jamás el miedo que vive dentro de su cuerpo.

Laila.

Son sólo algunos de las historias de adopciones detrás del desfile organizado por AUPA y Bioparc. En él hay otros titanes. Como Nuka y Laila. Ellas no sólo luchan contra la lacra del abandono. Luchan contra la lacra social de ser una raza de las llamadas ”de presa”. Ellas son dos pitbull, una raza que, como lamentan desde la asociación, “en Estados Unidos son casi la mascota oficial. Es muy normal verlos correr y jugar en parques, o esperar atados a las puertas de supermercados esperando a su amo. Aquí, sin embargo, están considerados un peligro y la mayoría de veces son tratados fatal”.  El fruto de los tópicos irracionales. Y eso que Nuka y Laila son dos amores. En las instalaciones de AUPA, Nuka vive con otros CUATRO PERROS (¿¿dónde está la innata agresividad de la raza??). Y juega todos los días con VEINTE PERROS MÁS. Sí, es una PIT BULL.

Sus historias son un ejemplo de que hay vida y esperanza más allá del abandono. Y, a todos ellos, por cierto, ¡¡feliz día de San Antonio Abad!!, el patrón de los animales, el mismo que como cada año volverá a congregar el próximo sábado 17 de enero a cientos de personas durante la bendición de los animales en la calle Sagunto de Valencia. ¡FELIZ VIDA!

 

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