La aprobación del Código Hays causó hilaridad y críticas al puritanismo americano. El conjunto de normas aprobado por Hollywood para velar por una supuesta moralidad sigue enrojeciendo a algunos aún hoy. En otros lugares no había tantos problemas. En la España republicana cuando no gustaba una película o se cortaba o no se emitía. Sin complejos, pese a que el artículo 34 de la Constitución prohibía la censura y garantizaba la libertad de expresión. Pero superestrellas como Charlot, Greta Garbo, Ingrid Bergman, Michael Curtiz, director de ‘Casablanca‘, Carole Lombard, Cecil B. De Mille, Sergi Eiseistein o Bette Davis fueron víctimas del fervor moralista de los dirigentes del nuevo régimen.
Un estudio de María Antonia Paz Rebollo y Julio Montero permite establecer las películas prohibidas así como censuradas entre 1931 y 1936 y mostrar así los valores que pretendían defender como los miedos y temores a los que se enfrentabana.
Frente a lo que pudiera parecer, la revolución bolchevique no era bien vista, el PSOE temía el ascenso del PCE. La obra maestra de Eiseistein ‘El acorazado Potemkin‘ no pudo ser vista en la España republicana, al igual que sucedió en otras naciones europeas. Según los estudiosos, el veto puede responder a que se considerara una incitación a la revolución.
Pero mucho más llamativo fue el acuerdo, a veces tácito, entre países para evitar películas en las que su imagen pudiera verse afectada.Es el caso de algunas películas sobre Alemania y la Primera Guerra Mundial. Se prohibió ‘Los cuatro jinetes del Apocalipsis‘ (1921) por el tono antialemán. También fue prohibida ‘Idilio en El Cairo‘ (1933) por las quejas del gobierno egipcio.
Quizá llamá aún más la atención la vigilancia que puso el Gobierno de la II República en la defensa de lo que se consideraba moralmente adecuado. Es aquí donde aparecen censuradsa superestrellas de Hollywood o del cine europeo como Ingrid Bergman, Garbo, Michel Curtiz, Cecil B. de Mille, Mitchell Leisen, Carole Lombard, Merle Oberon o Douglas Fairbanks en una lista que se haría casi interminable.
‘Anna Karenina‘ (1935), protagonizada por Garbo, tuvo suerte y pese a tratarse de un adulterio, uno de los temas que más preocupaba a los censores, pudo verse tranquilamente porque no presentaba escenas visualmente inconvenientes. Otros temas tabú fueron la prostitución o la homosexualidad, que llevó a cortar ‘Abajo los hombres‘ (1936) y ‘Qué muchacho tan simpático‘ (1936).
Entre las películas prohibidas se encuentran ‘Mata-hari‘ (1931), protagonizada por la Garbo, antialemana, según la censura, y de dudosa moralidad. Tampoco se libró Michael Curtiz con ‘El agente británico‘ (1934), una historia de espías con la URSS como transfondo, que podía herir sensibilidades.
‘Los miserables‘ (1935), protagonizada por Frederich March y Charles Laughton, vieron como se eliminaron las secuencias que mostraban la construccíón de barricadas. Mientras que en ‘Crimen y Castigo‘ (1935), de Joseph Von Sternberg, se eliminó un título relativo a la incompetencia de la policía (“La policía siempre se equivoca”).
Ni tan siquiera Charlot se libró de los censores de la idolatrada II República. ‘Charlot se va de campo‘ (1932) sufrió varios cortes. Para estos funcionarios la sensualidad era excesiva.
En ‘Agente especial‘ (1935), protagonizada por Bette Davis, los españoles no pudieron ver como un policía uniformado le quitaba con familiaridad un cigarrillo a un criminal y se lo fumaba. En ‘Vivamos de nuevo‘ (1934), del gran Rouben Mamoullian, se dejó fuera un fundido desde un rancho repugnante a una lujosa mesa de banquete y la escena en la que el príncipe reparte sus tierras entre los campesinos.
‘Los ángeles del infierno‘ (1930) fue censurada porque se daba una mala visión de Alemania.
En ‘Éxtasis‘ (1935) se produce un corte que no pasa desapercibido cuando la protagonista y yun hombre se encuentran en un diván y en la escena siguiente salen de la casa. No es difícil soltar la imaginación. Y son sólo algunos casos.