Seguro que conoce esta imagen. Ha aparecido en infinidad de películas y universalmente es identificada como una representación de los Estados Unidos de América del Norte. De hecho el Congreso aprobó en 1961 una resolución por la que se convertía en emblema oficial de su país. Pero la historia empezó mucho antes.
Nadie duda del patriotismo de un norteamericano. ¿Recuerdan el discurso final del presidente de EE UU en ‘Independence Day’? Y como este los hay en decenas por no decir centenares de películas.
Es en este contexto en el que empiezan a entenderse determinadas actitudes y actuaciones. Porque lo más importante es que se lo creen, les llega al alma. Forma parte de su idiosincracia como país nacido de la aportación de millones de emigrantes y del concepto de la construcción de la nación como un esfuerzo conjunto.
El Tío Sam no viene más que a mostrar esta particular forma de ser. Es un símbolo que nació de la forma más sencilla e inesperada. Corría el año 1812. EE UU libraba una importante guerra con Gran Bretaña, una contienda en la que los británicos llegaron a quemar Washington, la capital estadounidense. De esta forma sabemos que no representa a George Washington, como algunos podían creer. Pero tampoco a Abraham Lincoln, aunque pueda haber cierto parecido físico.
La icónica imagen tampoco es fruto de una brillante idea de marketing, como la botella de Coca Cola o la figura de Santa Claus. Todo es más sencillo. Es la figura de un viejo carnicero. Ni más ni menos. Cuenta la leyenda que no es más que un comerciante de carnes que suministraba al ejército americano durante esa contienda y que se llamaba Samuel Wilson.
Según la leyenda, repito, cuando un importante político visitaba las instalaciones de Wilson observó que en los barriles ponía la marca ‘EA-US’. Intrigado éste pregunto qué significaban las iniciales. Le contestaron que EA significaba el nombre de un cliente mientas que US y en tono de broma le contestaron que ‘uncle Sam’ (Tío Sam). El nombre se popularizó rápidamente, primero en el ejército y más tarde como forma común de referirse al Estado.
Y así ha llegado a nuestros días donde es más que un símbolo oficial de los EE UU. Es un icono cultural identificable en cualquier parte del mundo. El gobierno americano también se aprovechó de su popularidad y lo empezó a utilizar por doquier. El famoso cartel del anciano vestido con los colores americanos y con el lema: ‘ I want you for the US Army ‘ o ‘el ejército de EE UU te necesita’ no apareció hasta 1917, en plena Primera Guerra Mundial, y es obra de James Montgomery Flagg.