Jaime I fue sin duda uno de los grandes monarcas de la Corona de Aragón. Lo que no está claro es cómo nació y fue concebido. Las crónicas cuentan que llegó al mundo fruto de un engaño a su padre, Pedro II el Católico, en el que participaron la reina y varios altos dignatarios de la Corte dada la aversión que el monarca sentía por su esposa.
Es conocida la propensión de los monarcas a considerarse padres de la patria en sentido literal y en el caso de Pedro II El Católico su afición por las damas que no eran su esposa fue aún más proverbial. Pedro se había con casado María de Montpellier. El matrimonio no fue por amor sino por interés. María le proporcionaba las tierras que deseaba. Como es lógico Pedro posteriormente dedicó su atención a otras damas. El problema de la sucesión empezó a preocupar a varios dignatarios de la Corte.
En cierta ocasión, tal y como recoge la crónica de Ramón Muntaner, el rey Pedro fijó su atención en cierta dama de la ciudad, interés del que hizo partícipes a algunos de sus colaboradores más allegados para que le ayudaran a conseguir sus favores.
Los gentilhombres se vieron en un apuro por lo que decidieron acudir a un caballero al que prometieron hacerle rico si cumplía sus instrucciones, que iban en contra de los deseos expresos del Rey. De esta forma le hicieron partícipe y elemento clave de su plan. Iba a ser el encargado de que el monarca picara el anzuelo.
Sería quien tuviera que convencer al monarca de que la dama le iba a conceder sus favores. Ahora bien, había una condición: Tendría que ser a oscuras en una habitación del palacio. El Rey accedió.
Y llegó el Día D. El Rey fue acompañado al aposentos para encontrarse con la mujer que deseaba. La sorpresa saltó una vez terminado el acto. En ese momento hicieron acto de aparición los 24 hombres buenos que habían participado en la conspiración junto a varios abades, sacerdotes y representantes del obispo además de doce damas y los notarios.
En ese momento el Rey se dio cuenta de que había yacido con su mujer y no con la dama esperada. Hubo su momento de tensión. No eran tiempos en los que uno pudiera hacerle una jugarreta al Rey. Pero Pedro, tras guardar silencio, dijo un lacónico: “Ya que es así, que se cumpla lo que Dios quiera“. Más de uno debió respirar hondo, tras ver lo bien que se había toado el monarca el engaño.
Al cabo de unas semanas la reina quedó encinta y nueve meses más tarde nacería Jaime I. Era el año 1208. Pedro II moriría en 1213en la batalla de Muret. Entre estas fechas Pedro II intento anular su matrimonio para casarse con otra mujer, pero Roma no concedió la nulidad. Jaime I empezó pues a gobernar son sólo cinco años.