“Querría estrangularte y ver si tienes algo para mí,
no te queda ya,
podría estar un día entero bajo el agua sin salir,
y te daría igual”
Power, The Flauters (1996)
Fue un 1 de noviembre de 1968. Aquel día, en el actual número 1 de la calle Tres Forques, la policía encontraba los cadáveres de un hombre y una mujer, y la espita del gas abierta. Él se llamaba Vicente Alberto Artal; ella, Emilia Argüelles. Es posible que este nombre no les diga nada, pero si aclaramos que toda Valencia la conocía como Gracia Imperio, su cerebro comenzará a procesar la información y le hará pensar aquello de “¿De qué me suena?”. Y si usted pasa de los 50, sin duda, lo más seguro es que sus ojos miren al cielo y su memoria le traslade a la época dorada del género de revista en Valencia. A aquella sala Ruzafa, y esas noches de desenfreno en pleno franquismo.
Tras su fallecimiento, nunca esclarecido, la figura de una de las vedettes más importantes de la España de mediados del siglo XX siguió embrujando a centenares de seguidores y curiosos. Cuatro décadas después de aquel misterioso suceso, de hecho, el director Francesc Betriu se embarcó en el documental El día que murió Gracia Imperio. Ahora, transcurridos 45 años, el nombre artístico de aquella “Vedette de los ojos musulmanes” da nombre a la última criatura de la banda valenciana Doctor Divago.
No caeremos en la trampa del tópico. Nos negamos. Lo hemos hecho en demasiadas ocasiones al aventurarnos a narrar las andanzas del Doctor, que lanza nuevo disco, oficialmente, el próximo día 15, envuelto en innumerables motivos para la celebración. Ellos mismos han sido los primeros en reiterarlo en diversas ocasiones, desde que, en abril, entraran por primera vez en los estudios El Sótano, del sexto Divago, Dani Cardona, para comenzar a construirlo. Imperio (Bonavena Música), es el décimo trabajo de una banda que está a punto de cumplir un cuarto de siglo, incluye diez canciones (tal vez el mayor motivo de queja, lo escaso -en cuanto a duración- de la criatura), está viendo la luz en el décimo mes del año, y sirve de excusa perfecta para celebrar una década de unión de la actual formación, compacta, brillante en el escenario. Edu Cerdá y David Vie han sabido fusionarse de manera asombrosa, en estos dos lustros, con el trío integrado por los legendarios Manolo Bertrán, Chumi y Wally, verdaderos supervivientes (y esto no es un tópico, es una realidad) de aquella explosión musical que vivió Valencia a finales de los 80 y se alargó hasta mediados de los 90.
En todos estos años, han pasado por la consulta del Doctor algunos de los músicos más solventes o carismáticos de nuestra escena: De Miguel Lozano, Manolo L. Contreras y Agustín Sanz, aquellos pioneros que formaron parte de una de las formaciones más recordadas del grupo (junto a Manolo, Wally y Chumi), a creadores y/o intérpretes indiscutibles de las últimas décadas como Paco Tamarit, Alejandro Climent Boli, Julio Milla, José Sala o Pedro Bueno Gas.
No tan bueno, dirigido por Juan Martín Avilés
El caso es que Imperio es una de las sorpresas más agradables que nos han dado Doctor Divago en los últimos años. Un trabajo que sigue manteniendo bien alto el nivel de calidad compositiva e interpretativa del grupo, así como la elegancia y dignidad de una marca ya mítica en estas lindes. A Bertrán y compañía siempre deberemos agradecerles que sigan cuidando, con mimo, sus criaturas. En todos los aspectos: Desde la planificación, a la producción, pasando por la ejecución sonora o el envoltorio, a partir de los clásicos diseños del gran Chumi, ilustrador local de maestría contrastada.
El personalísimo costumbrismo a que nos tiene acostumbrados Bertrán; su querencia por seguir rindiendo homenajes y plasmando en su (nuestro) archivo sonoro elementos, ambientes, personajes, escenarios o sensaciones que, para bien o para mal, nunca le abandonarán (en este disco, la propia figura de Gracia Imperio o la del gran Julio Galcerá; los espacios donde Manolo y los suyos se desenvuelven, como L’Olivereta o Patraix, el “legendario Caverna Rock Bar“; su enésima referencia pugilística, ahora, reivindicando la figura de Barney Ross…); la sobria sección rítmica que es capaz de sustentar tamaña avalancha compositiva; las indispensables pinceladas guitarrísticas de un Vie, cada disco más en forma (La deriva continental, 92 horas, Una vida plena, Un argumento tan malo); unas letras y juegos de estilo indiscutiblemente atractivos… Éstas y otras muchas razones nos invitan a seguir acudiendo a la consulta de un Doctor que continúa disfrutando escupiendo virutas afiladas (Ni una pizca de tu amor o ese energético Sólo la mitad de la mitad de mí que abre el disco), pero también ensoñaciones casi psicodélicas que son capaces de hacer que podamos entrar en el cerebro del propio Bertrán (dramáticamente enigmática, Sonaba Julio Galcerá). Una consulta convertida, 25 años después, en todo un imperio.
Porque con los temas de los Divago llevamos conviviendo un cuarto de siglo. En todo este tiempo, el quinteto ha sido capaz de poner banda sonora a las idas y venidas de la escena valenciana: Del clásico Eva de aquel primer Regalos vivos de 1992 (Trilita Discos), al Piloto sin red de Danzas de moda (Baladas/Su seguro servidor, 1994), Jugando a pillar en el limbo de El cuarto trastero (Criminal, 2000), Tirando a dar de Un minuto antes de la realidad (Criminal, 2003), Los tontos buenos tiempos de Revuelta elemental (Saimel, 2006), Cuando perdimos el rumbo de Las canciones del año que viene (Molusco, 2008), o Te conservo en miel de La belleza muda de los secretos del mar (La Produktiva, 2010), pasando por casi la totalidad de las criaturas que se dieron a conocer en aquel El loco del chándal de 1997 (Sonic Recordings), tal vez una de sus obras cumbre a partir de píldoras inolvidables como En la ropa interior de mamá, De lunes a domingo, Un billete de 2.000 (en otra canción) o la vigorosa El vertiginoso atleta moral.
Frunciendo el ceño, dirigido por Pau Martínez
Pero no se nos relajen. Que vivimos una semana emocionante en cuanto a aniversarios y recuerdos. Y si no que se lo pregunten a los amigos de Maldito Records, o al bueno de Miguel Ángel Molero. Los primeros cumplen, nada más y nada menos que 15 años manteniendo el tipo, también con las marcas Producciones Malditas y Maldito Digital, en unos tiempos en los que tratar de sobrevivir como sello discográfico se ha convertido en un acto de heroísmo. Por su catálogo han pasado artistas, de acá y de allá, como Uzzhuaïa, Tierra Santa, Skunk D.F., Sherpa, Reincidentes, Porretas, Lujuria, La Pulquería, La Polla, La Gossa Sorda, Habeas Corpus, Eskorzo, Benito Kamelas o Boikot, y, como era de prever, el escenario de Rock City ha sido el elegido para celebrar estos tres lustros de sonidos contundentes. La fiesta comenzará, este sábado, día 12, con las actuaciones de En Jake y los celebérrimos Boikot. Una semana más tarde, el día 19, el bombazo arribará con los directos de Vertigen, Estirpe y Los de Marras. La fiesta, por si alguien lo dudaba, continuará durante los próximos meses. También en la sala de Almàssera, el 9 de noviembre nos visitarán Wurdalak y Tierra Santa, y el 14 de diciembre, Los Tronchos y Lendakaris Muertos. Ahí es nada.
En cuanto al incansable Miguel Ángel, estamos convencidos de que, al igual que los centenares de afortunados que logren una entrada, este sábado vivirá una noche inolvidable en el homenaje a la sala Zeppelin Rock que tendrá lugar en otro templo ya mítico del rock valenciano, Wah-Wah. Durante más de una década, desde principios de los 90, Molero y su equipo dieron forma, de una manera tan personal como peculiar, a uno de los centros de peregrinación obligada para los amantes del rock. Por el escenario de la calle Pepita pasaron algunas de las figuras más destacadas del panorama nacional e internacional, así como todas y cada una de las formaciones valencianas, consolidadas o emergentes. Cientos de instantáneas han quedado grabadas para siempre en la corteza cerebral de todo aquel que pisó en alguna ocasión las baldosas de aquella diáfana estructura de techo inabarcable. La noche del sábado, pues, la reservamos para la añoranza, el recuerdo, las innumerables historietas que serán rememoradas por viejos camaradas que no se veían desde hace mucho tiempo, y, por supuesto, para la música en directo de tres formaciones que vivieron aquella época de manera frenética: El incomparable Morcillo el Bellaco, acompañado de Los Rítmicos, una de las leyendas vivas de la música valenciana, que sigue batallando como pocos desde tierras castellonenses; los Scooters, una de las puntas de lanza de la colonia mod local, y los apabullantes The Phantoms (también fueron conocidos como Phantom Lord), liderados por el incombustible Txus Bixquert.
Por si esto fuera poco, la cartelera de actividades sonoras valenciana incluye muchas más opciones autóctonas para los próximos días. ¿Una pequeña selección? Ahí va: Este viernes, Delaire, uno de los grupos ganadores de la última edición del Sona la Dipu acompañan a Dinero en Wah-Wah. El mismo día, 11 de octubre, y también en la calle Campoamor de la capital valenciana, en la Sala Matisse, los locales Podenco y los barceloneses Univers se dejarán sonar en el primero de los conciertos Deleste en la ciudad, avanzando la cita festivalera del Deleste, que tendrá lugar, en el La Rambleta, los días 18 y 19 de este mes. Con unos cuantos más compartirán escenario unas de las estrellas de la temporada valenciana, además, en un ambiente que conocen bien. Los de Teletexto y Lefty Wankers formarán parte de un trepidante cartel compuesto, además, por los norteamericanos Cafeteria Dance Fever y Japanther. Será, obviamente, en La Residencia.
Además, también comenzarán los conciertos correspondientes a la tradicional Festa de Benvinguda de la Universitat de València, un foro de intercambio cultural (ya saben: música, exposiciones, cine, teatro…) ya mítico, que este año presenta la siguiente agenda: Este sábado, La Rambleta recibirá la visita del siempre recomendable Sr. Chinarro, al que seguirá Pau Roca, de La Habitación Roja, a los platos; el próximo día 17 de octubre, serán Txarango y Els Catarres, los que se suban al escenario de la Sala Noise; un día más tarde, el 18, serán Miss Caffeina y Mox Nox los que ocupen la Noise, mientras que el día 26, en la Casa de Cultura de Burjassot, serán La Pegatina, Mafalda y Nanai los encargados de animar al respetable. ¿Los precios? Como siempre, populares: En los tres primeros conciertos, 5 euros, y colaborando con Pobresa Zero. El último, 10 euros.
Bien, ¿no? Vamos, que al final tendremos razón cuando les decimos aquello de que consuman cultura y, si es cercana y de calidad, mejor que mejor. Por regla general, no se arrepentirán