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César Campoy

Banda sonora

Machetazos de pasión

La Pulquería recala este viernes en la sala Noise de Valencia en los actos de celebración de una década de su Corridos de amor, poco más de dos años después de anunciar su despedida

 

Agonizaba aquel octubre de 2012, cuando los miembros de La Pulquería hacían público un comunicado anunciando su último concierto. Se cerraba así un ciclo anárquicamente dorado, repleto de salvajes directos a lo largo de diversos puntos de América y Europa, y de varias criaturas musicales editadas: un homenaje al despiporre titulado Corridos de amor (BMG, 2004), un correctísimo sucesor titulado C’mon fandango (BMG, 2007), el directo Hey, Ho, Chingón (BMG, 2008)…

A finales de la década, el combo había anunciado su ruptura con la multinacional que editaba sus trabajos e, inmediatamente, los integrantes del grupo habían viajado a Argentina para registrar un Fast Cuisine, un menú de tres platos servido, a lo largo de 2010, en varias entregas, a partir de una curiosa campaña, muy en la línea del espíritu que siempre ha imperado en los miembros de La Pulquería: hacer lo que se les antoja. Porque los orígenes del invento los encontramos a mediados de los 90 del siglo pasado. De las cenizas de una osada formación llamada Absenta, surgió un no menos abrumador ente llamado Mafarka, el mismo que, mixturando rock insolente y sonidos fronterizos, dio a luz un disco elemental de nuestra música de las últimas décadas, Hard Mariachi: «En aquella época éramos un poco más esclavos de las modas. Cuanto más joven, más te enmarcas en el movimiento popular como una necesidad básica de aceptación. Ahora tenemos esa herencia musical instalada en nuestro ser. Una base a partir de la cual se han conformado nuestros internos paisajes musicales. Pero una base con mucho espacio a la incorporación de nuevos ritmos, nuevas músicas y, en general, desenfado. Creo que ahora tenemos más cara y más capacidad para hacer lo que nos dé la gana», aseguran.

 

Un buen trago: La Pulquería celebra el regreso

El título de aquel disco acabó convirtiéndose en etiqueta perfecta para definir los derroteros de La Pulquería, la siguiente fase evolutiva del invento. La ya avanzada al inicio de estas líneas, que les sirvió para acabar tocando el cielo en la misma Plaza de Armas de la mexicana Zacatecas, convirtiéndose en una de nuestras referencias con más posibilidades internacionales. ¿Llegando, incluso, a creerse pioneros o visionarios? «No. Uno hace las cosas en busca de algo. En nuestro caso, una identidad. Un sonido propio. Somos conscientes de que hemos tenido relativo éxito en la búsqueda de nuestra personalidad musical. Y eso nos reconforta después del trabajo invertido. Pero eso no te legitima. Hay cientos de bandas que se parecen a otras y que hacen un excelente trabajo», recuerdan, mientras, echando la vista atrás, les invitamos a desgranar los entresijos de su arrollador directo, uno de sus puntos fuertes: «Llevamos años tratando de incorporar al show un pequeño break en el justo centro para desahogar pulmones. Ya lo hicimos hace tiempo con un par de guitarras acústicas y ahora hemos añadido un contrabajo y un mini set de percusión para darle otro ambiente a una parte del concierto. Además, la presentación en vídeo de nuestra versión folklorizada de El día de los muertos, interpretada por unos mariachis, abre el camino a otras versiones que tratarán de llevar algunos temas de La Pulquería al extremo más puro, a la esencia de la que beben, para mostrar la canción que hay detrás de cada canción».

 

 

Éstas serán algunas de las premisas con que el público valenciano se topará, este viernes, 6 de marzo, en la sala Noise. ¿La excusa? La celebración del décimo aniversario de la publicación de aquel Corridos de amor. ¿El futuro próximo de La Pulquería? Difícil de adivinar, teniendo en cuenta cómo se desenvuelve en este mundillo tan singular combo, y sus diferentes extremidades (Migue continúa con otra de sus aventuras, Santero y los Muchachos): «Con un cuerpo tan pedigüeño y caprichoso, puedes esperarte cualquier cosa. Lo mismo nos pide mañana que colonicemos Marte. Y somos muy obedientes. Se trata de analizar cómo vemos al público y cómo nos vemos a nosotros. De momento arrancamos la gira con todo vendido en las dos primeras ciudades. Ese es un indicador apabullante que obviamente nos da mucho que pensar. Sentirte querido es un combustible inagotable. Y sostenible. Es posible que de aquí salgan temas nuevos y que se graben. Pero no hay nada claro», sentencian al rememorar aquel experimento llamado Fast Cuisine…, con el que se lanzaron al vacío, justo cuando los cimientos de la industria musical tradicional ya andaban más que carcomidos: «Llevar tu ritmo, tu planificación, no atender a presiones, crear, inventar, probar, fallar, acertar… siempre vale la pena. Aquí nadie está descubriendo nada. El mercado va dando bandazos y sus integrantes (bandas, sellos, promotores, managers, editoriales…) van buscando su hueco haciendo pruebas, incorporando ideas de otros a las que suman pequeñas modificaciones. Es una evolución darwiniana en el puro sentido de la palabra, a la caza de la mutación mejor adaptada. La vida como proceso, no como resultado».

 

Fervor popular

«Nos volveremos a ver si el Rock quiere», rezaba aquel comunicado de 2012. Y el rock, o quién sabe qué, lo quiso. La tralla hard-mariachi ha retornado para poner algunas cosas en su sitio, y, sin ir más lejos, recordar que las células que dan vida a La Pulquería, fueron algunas de las primeras que, en estas tierras, hicieron público su amor por esa batidora que un día gustó combinar sonidos mexicanos con punk y desmadre, y añadirle unas ligeras gotas de fanfarria balcánica: «Es difícil saber cómo funcionan las tendencias y cuándo una nueva llega para quedase o pasa de refilón para desaparecer. Estamos hablando del producto cultural. Un producto de cada sociedad que resulta tan definitorio como su literatura y sus costumbres. Es una forma de aproximación a la personalidad de cada zona del planeta en particular y, a la creatividad humana, en general. Todo lo que sea terminar con el tamiz unificador de las radiofórmulas y mostrar la variedad creativa y la sensibilidad creativa del hombre es enriquecedor. Debemos huir del pensamiento único. Eso nos hará libres».

 

Los ritmos británicos de Rubick, el escudero ideal

 

Los también valencianos Rubick están siendo los encargados de acompañar a La Pulquería en su regreso. Amantes del rock inglés directo (de Stereophonics a Arctic Monkeys), la banda editó, hace poco, su Golpe de efecto, un efervescente tratado de ritmos sin complejos, que ha supuesto su debut en castellano, tras la publicación de sus anteriores trabajos, Blinding the City, Go Dark While y Rubick EP. Su desparpajo en vivo les ha valido subirse a los escenarios de citas con tanta solera como el BBK Live o el Arenal Sound, así como ganar un concurso gracias al cual compartieron estudio con el mismísimo Nigel Walker.

 

 

Los discos de la semana

 

Adrian Levi

My hidden pockets (Nevada Music)

La primera piedra del nuevo proyecto del exCrow Jane Jordi Llopis tiene todos los números para convertirse en una de las referencias de la temporada. Adrian Levi ha soltado lastre y vaciado alma y corazón para estructurar un disco que muestra su lado más vulnerable, a partir de unas letras sentidas y una variedad sonora que continuamente busca mecerse en unos balanceos agridulces (Dead kisses) que coquetean con profundidades sonoras que, de tan sentidas (Make me smile), a ratos rozan lo épico.

Una criatura que forma parte de un proyecto más amplio, un verdadero canto contra la deshumanización, y una certera colección de cantos comprometidos que va más allá del simple ejercicio artístico, para adentrarse en la complicada y plausible misión de buscar la reflexión del receptor.

Buena parte de toda esta esencia, por cierto, será desmenuzada este 7 de marzo en la Galería de Arte Mr. Pink, donde Levi presentará su My hidden pockets.

 

The Grannies Band

01 (Comboi Records)

El cielo ha escuchado nuestras plegarias, y, por fin, alguien (las gentes de Comboi) ha tenido la magnífica idea de dotar de categoría física a los temas del enésimo proyecto de tres grandes de nuestra música: José Montoro, David Campillos y Pepe García del Real.

Un sentido tratado de dignidad que resume de manera brillante algunos de los mejores capítulos del pop y el rock, desde los 60 del siglo pasado, hasta nuestros días. Inspirados riffs, radiantes y desgarrados coros, rabia interpretativa… Un trabajo que huele a maestría.

 

DEP, Mario Scasso.

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Sobre el autor

Curioso por naturaleza. Más de media vida escribiendo.


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