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César Campoy

Banda sonora

Festivaleando: Tan lejos, tan cerca

“La realidad instaurada en un mundo irreal, 
imaginario ante todo sumamente real, 
a fin de cuantas, a fin de nada”

Calle Bailén, Teletexto (2013)

 

Con tan sólo dos ediciones, está llamada a convertirse en una de las citas musicales de referencia en tierras valencianas. El Deleste Festival comienza a rodar este viernes, y amplía su oferta a dos días (18 y 19 de octubre), en uno de los espacios culturales más activos de la capital valenciana, el Espai Rambleta. Nació con una filosofía muy definida y característica, que busca diferenciarse de otras citas festivaleras masivas y amplias que, en algunos casos, han degenerado en mero parque de atracciones para británicos imberbes adoradores del dios Baco. Uno de sus organizadores, Jesús de Santos, volvió a incidir en esta cuestión hace poco, durante la presentación oficial de esta segunda edición. El Deleste huye de aglomeraciones, de 86 escenarios que programan 468 bandas que se solapan. Algunos lo definen como evento elitista, otros, como una manera agradecida y cómoda de disfrutar de los directos de un listado de bandas (apenas una veintena, en esta ocasión), del cual siempre sobresale un buen puñado de atractivos referentes.

A estas alturas de la película, hablar de música independiente, tal y como andan las cosas, puede llevar, incluso, a la risa, pero lo bien cierto es que ése, el de la independencia, es uno de los horizontes que se marca la organización para diseñar un cartel, que tira de referentes estatales, sobre todo, pero también apuesta por lo autóctono, y gusta de coronar con guinda internacional. Este año, sin duda, uno de los reclamos foráneos más comentados es el de la banda escocesa The Pastels. Nacidos a principios de los 80, y convertidos en una de las formaciones míticas de la independencia británica, pisarán el escenario de la Rambleta para presentar su última referencia, Slow Summits (Domino). Les acompañarán muchas de las bandas españolas más solicitadas por los diferentes e innumerables festivales que pueblan la península: Tachenko, Guadalupe Plata, Julio De La Rosa, Toundra, I Am Dive, Pumuky o, faltaría más, los omnipresentes Triángulo de Amor Bizarro, así como una hornada local, en este caso, representada por NaimaGatomidi y Johnny B. Zero. Todo ello, en un atractivo espacio y, consideramos, por un precio bastante competente: 35 euros el bono de dos días, o 22 euros la entrada diaria.

 

Gatomidi

Con un espíritu mucho más autóctono, por otra parte, surgió el Trovam!, una suerte de feria-festival que comienza a rodar esta misma noche, y cuyos acordes sonarán hasta el próximo día 19, en varios espacios de Castellón. Su objetivo es claro: “difundir la música valenciana y ser punto de encuentro profesional”. Para conseguirlo, la organización (la Valencian Music Association) cuenta con la complicidad de una quincena de grupos que se repartirán por el Auditori de la ciudad, el Teatre Raval, la plaza Santa Clara y la histórica Pérgola, y de una docena de profesionales que (¡mucha suerte en este empeño!) analizarán la situación del sector musical de la terreta.

La cita se abre esta misma noche del jueves, en el Auditori, con el último concierto de Obrint Pas (en acústico) en Castelló, incluido en esa larga gira de despedida (al menos momentánea) de los escenarios, de la consagrada banda valenciana. A partir de aquí, el centro de atención se diversificará. Por el Teatre Raval se dejarán caer, en dos días, Toti Soler (con Gemma Humet), Pau Miquel Soler, Feliu Ventura y Òscar Briz, que presentará su último trabajo, Youth. Más contundentes serán los acordes que se escuchen en La Pérgola, con el concurso de Aspencat, Els Catarres, Rapsodes, Vertigen, Orxata, Txarango, Els nens eutròfics y Malnom. Todo ello, por tan sólo 12 euros, que es lo que cuesta el abono.

Y, a buen seguro, gran parte de la concurrencia que acuda al Trovam! tendrá en su mente otra de las citas semanales más destacadas de los sonidos de raíz, ya que, este viernes, otra de las formaciones míticas autóctonas, Al Tall, se despide definitivamente de los escenarios. Será en el Palau de Congressos de la capital valenciana. Casi cuatro décadas de carrera, 17 trabajos editados y centenares de conciertos por medio mundo, han consagrado a esta formación, como uno de los pilares fundamentales de la renovación de nuestra música tradicional, y una referencia para generaciones posteriores. En este concierto de despedida, los de Tio Canya estarán acompañados de un buen puñado de amigos.

Así que, ya saben, consuman cultura y, si es cercana y de calidad, mejor que mejor. Por regla general, no se arrepentirán.

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Sobre el autor

Curioso por naturaleza. Más de media vida escribiendo.


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