LA CHISPA
14.05.10 – 01:33 –
CARLOS PAJUELO DE ARCOS |
Se habla mucho estos días de los especuladores como una raza miserable que viene de lejos a quitarnos los dineros mientras dormimos el sueño griego de la paz nacional; se ve que entran por la ventana de la cocina monclovita y allí se comen los huevos escalfados ya, por cierto, del presidente recién llegado de una Europa que lo ignora en exceso.
¿De dónde vienen y sobre todo como se hacen? ¿Los fabrican en Minnesota, por ejemplo? Faltan tesis sobre el tema. Depongo mi teoría porque quiero aportar un rayo de luz.
De pequeño, el especulador, no jugaba con espadas, ni se disfrazaba de Guerrero del Antifaz, jugaba al póker y su disfraz era el de pirata.
Su padre decía de él: «apunta maneras», mientras la ceniza del puro paterno se mantenía milagrosamente entera sin caer sobre la mullida alfombra persa que amortiguaba los paseos del progenitor, que iba de un teléfono a otro dando órdenes de compra y venta. Ni un rictus, ni una gota de sudor. Nada revelaba que compraba y vendía países. ¡Qué tío!
El especulador no nace se hace- proclamaba el «páter familias» en voz baja y sedosa y el hijo jugaba ya al Monopoly consigo mismo.
El niño se vestía de dólar y era capaz de engañarse a sí mismo sin tener ganas de ir al WC.
De adolescente compraba a bajo precio los apuntes en el patio del College y ya tenía secretario para darle el soplo de quien tenía necesidad de guita para el futbolín; después revendía a los que habían pelado la clase y necesitaban ponerse al día.
En estos tiempos de guerra dólar versus euro, el niño se ha hecho hombre, dicen, y mira a su viejo padre, que resiste el paso del tiempo gracias a haber comprado en el ITM la patente del reloj inverso, mientras da orden de comprar el Escorial, hipotecar la Alhambra y cercar un sitio que llaman Parlamento con Bono dentro.
Ya se ha hecho mayor el niño merendón.
Suena su teléfono de oro, se saca un moco con una uña de platino y sentencia «No me llaméis más y si es Blanco ni caso». Compra España y vende Portugal. Good morning o sea: Buenos días.