Me conmueve ver en algunas esquelas el ego del redactor por encargo propio, donde se alaba el “status” del muerto y un síntoma de ese status, que huele a rancio por antiguo, pero verdadero, es el añadido del dolor que siente “su fiel” X o Y.
Con ese “su fiel” se ha producido un homenaje.
Se refiere a una persona que está trabajando desde hace años para esa familia y que comparte el dolor.
Sin embargo la fidelidad dispone de campos de aplicación menos luctuosos y algunos tienen que ver con la amistad, con la autoridad, con el arte, con una causa, con una consigna, con la tradición, con la vocación etc. por dejarlo aquí, que ya es bastante para darnos una idea del universo al que la fidelidad es posible.
Veamos, por ejemplo, la fiel amistad.
¿Adónde podríamos aplicarla o como hacerlo?
Podría distinguirse en ser solidarios con el otro, cuando el otro lo necesita y también cuando celebra sus alegrías; después de todo parece que en el fondo es compartir, aunque de compartir se trata, por ejemplo, hay que evitar los secretos que el otro puede comunicarte en un momento de debilidad y cuando lo hace contigo, eso lleva implícito el no compartirlos con nadie más.
¡Cuantas amistades se han roto por una falta de prudencia de quien guarda sentimientos del otro y no sabe mantenerlos en secreto, no es fiel a ellos con su silencio!.
Si el concepto de fidelidad lo aplicáramos a una causa, eso supondría el que asumiéramos los riesgos de una causa, por ejemplo, perdida.
Ya sé que es mejor una causa triunfante, es más fácil de llevar y la fidelidad anda sobre raíles bien engrasados, pero ¿cómo afrontar una causa en estado de pérdida de credibilidad y de adeptos de última hora? Es difícil. Ahí hay, también, un yunque de reforzamiento posible del concepto de fidelidad. ¿Y el amor?. ¡Ah!, esa es otra cuestión. Buenos