LA CHISPA
El parchís
Carlos Pajuelo de Arcos
Los bolsillos de los contribuyentes están bastante más flojos que los de los políticos y algunos empresarios – ¿Sigue el Sr. Díaz Ferrán al mando de cúpula empresarial? ¿Qué le verán? Lo preguntaré.
Hay poco cash . Centenares de habitaciones hoteleras vacías. ¿Qué hacer después del futbol? Lo tengo.
Ayer merodeando por lo de las rebajas, no había mucha gente, di en la sección de juguetes y me topé con un tablero de parchís. Me dije: ¡Carlos he aquí un brote verde! Un brotazo que ni Salgado.
Yo no puedo ir a Paris de momento, que es lo que a mí me gusta, el Sol “casca” que te caes de espaldas y yo no estoy para muchos soles y niños sin control. No. Yo parchís.
Siempre, nos quedará Jávea, y se lo pregunto a un amigo que dice que lo máximo que le quedará a él es Denia y el Montgó y si acaso una pensión congelada.
Seguirá votando socialista. Está entregado a la causa. Le digo adiós y él, en plan moderno grita: Ok makey. ¡Viva Lenin!
La gente le mira en su desvarío. Tan antiguo el tío como si levantara el saludo del fascio.
Así que me quedo en la ciudad a vigilar, a comer melón con jamón y a jugar al parchís.
El parchís, pese a que es oriundo de la India y del siglo XVI y allí se llamaba Parchisi, tiene poco nivel y el prestigio que se puede alcanzar no es comparable- pregunten a mi compañero en tareas periodísticas Rafamari- al ajedrez.
Yo me propongo combatir el calor con horchata – no quiero quitarle a mi, también, compañera M.J Pou su “affaire” con los de Alboraya- con aire acondicionado, fartons y jugando grandes partidas eternas de parchís.
Los pensionistas vuelven a ser niños y a jugar a asuntos sencillos y con el calor, las niñas-pensionistas no podrán jugar al sambori y por tanto “la tella” no correrá cuadrados imposibles.
Soy germanófilo en materia cientificodisciplinario pero mañana quiero que pierdan. El futbol vertebra más que la Constitución.
No somos nadie y me ha salido tres veces 6 y mi ficha vuelve a la posada. Mi mujer gana…como siempre. Buenos días.