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Carlos Pajuelo

Pajuelo: la chispa

¿Dimitiría usted?. Aquí no dimite ni Dios…aunque tal como están las cosas si yo fuera Dios, me lo pensaría. ¿No?

 

Hace unos años yo formaba parte del equipo de Gobierno de mi Facultad y hubo un momento en que algunos compañer@s dimitieron Yo no. Creo en el hecho de que si alguien quiere algo que me lo diga o que me eche. No sé…hoy no estoy seguro. Lo que pienso está en el diario de hoya. Mirelo, lealo y debatmos. Merçi.

LA CHISPA

La dimisión

Carlos Pajuelo de Arcos

        La dimisión es un acto poco corriente entre quienes ostentan una función pública.

        Dimitir genera, cuando menos, un punto de admiración; es una medalla al valor público, un plus al que se refiere uno cuando el que dimitió vuelve. Es el caso Asunción.

        Tiembla Alarte porque desestabiliza.

        Cuando Neira cayó en coma, fruto de la  defensa de la agresión que sufría Violeta, fue elevado a los altares; tras salir del coma fue nombrado Presidente del Consejo asesor contra la violencia de género en la Comunidad de Madrid y al tiempo han proliferado sus apariciones mediáticas. Malo.

        Carne de uso político, ha tenido su minuto, o más, de gloria. Es el instrumento. El profesor como hombre público.

        El miércoles pasado triplicó la tasa de alcohol en un control. “Sic transit gloria mundi. Así pasa la gloria del mundo” y si eso se lo repiten hasta tres veces al nuevo Papa… usted me dirá.

        Cuando salga esta columna no sabré cuál es el resultado del  juicio. Malo

        Quien antes fue útil para los intereses, a lo mejor, de la lideresa, hoy se ha convertido en un boomerang que la obligará a mover hilos para la retirada de Neira.

        Vete en silencio. Estabas bebido. Lo del medicamento no vale porque con gaseosa no hubieras triplicado.

        La renuncia solo precisa de la voluntad de uno y aunque es propio del patrimonio ético personal, puede afectar a otros tanto si se ejerce como si no; su proyección moral recae en los observadores, constituyéndose en ejemplo.

        Cuando los valores y su escala llenan las bocas de los pretendientes y las páginas de los discursos, en tiempo político, estos actos de dimisión y de renuncia dejan de ser abstractos para adquirir solidez democrática, en su trayectoria de irrevocable.

        En muchos casos la renuncia no conlleva la pérdida de las fuentes originales de ingresos; se vuelve a la cátedra, al pupitre y al encerado virtual, al bufete o a la mesa de operaciones.

        Es cierto que las gabelas derivadas del cargo  se esfuman

        El consuelo, si lo hay, es el poder contar la anécdota de tal o cual sucedido con un jefe… mientras apuras el carajillo. Buenos días.

 

       

 

 

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Por Carlos Pajuelo

Sobre el autor

Profesor emérito Universidad, escritor , publicitario y periodista. Bastante respetuoso con los otros. Noto la muy mayoría de edad física. Siempre me acuerdo de aquello de "las horas hieren y la última mata" y para aquel que trate de averiguar que significa esto ; cada uno que crea y piense lo que quiera


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