La velocidad es un signo de los tiempos. Deberíamos ir más despacio y eso nos permitiría ver el paisaje y al paisanaje. Ahora la ciudad, sobre todo en los nuevos barrios, dispone de calzadas más amplias e incluso aceras en mejor estado de conservación y amplitud. Esas características permiten a los usuarios sobre ruedas, cuatro o dos, alcanzar velocidades que para si quisieran los primeros automoviles , si fuera el caso.
Llamo la atención de quienes tienen a su cargo la vigilancia del cumplimiento de esas limitaciones para que mantengan el boli alto y los ojos abiertos porque los desmanes empiezan a surgir con los ciclistas cuando en un mismo espacio coinciden :carritos de discapacitados, niños, perros, señoras con carrito de la compra, personas mayores que andan muy despacio y entre todos ellos surge el velocipedo de turno poniendo en peligro el delicado equilibrio de todo ese conjunto de personas. Buenos días.