Platón escribía sobre la amistad, entre otros interesantes asuntos, y decía que es como un alma para dos cuerpos.
¿Exageraba Platón? Ahora, claro, no se lo podemos decir, pero si reflexionar sobre ella. Es uno de los afectos reconocidos y ahora los telefilms policiacos, las series, siempre nos hablan del dolor que uno tiene al perder a su compañero y del ansia de ‘venganza’ (otro interesante sentimiento que yo califico de humano al no tener experiencia, como animal, de los otros).
Aristóteles, que no era manco precisamente en esto de escribir y opinar sobre los sentimientos individuales y colectivos, señalaba que: “No es amigo quien es amigo de muchos”. En cierto modo pone a reflexionar sobre los avales, las primarias y las redes sociales dónde yo y otros mantenemos una supuesta amistad sin saber quién es salvo por el ‘avatar’, la representación gráfica de uno, que puede no ser verdad.
¿Habría una medida para saber el número de amigos que uno debe tener y a quienes atender debidamente? ¿Hay un tiempo más proclive a la amistad? ¿Qué pone a prueba la amistad? ¿Hay que ponerla a prueba? Dicen que el dinero, el amor, el hambre, el peligro de muerte y la religión pueden ser los yunques donde forjar o mejor probar hasta dónde llega el límite de la anunciada amistad. ¿Qué queda entonces? Siempre me ha llamado la atención esos cambios que, a veces, se producen entre dos íntimos hoy y enemigos mañana.
También se ha dicho siempre que a los amigos se les elige o te eligen. Mediante una sustanciación de gustos comunes. Quizás haya etnias más proclives a la amistad como hay gentes que gustan en una región de cantar solos o en coro. Un lío esto de la amistad. ¿No? Buenos días.