Acabo de leer a Marina Costa, aquí “en mi diario”, un excelente reportaje- radiografía acerca de personas y oficios. Cafalater,chocolatero,escobero etc y me ha entrado pena y al tiempo un punto de reflexión. Algunos hijos siguen la senda laboral de sus padres y pasando el tiempo el oficio va a menos hasta casi desaparecer o desaparecer del todo. ¿Qué ocurre con ese último artesano?. Qué también puede morir un poco por dentro de pena.Ha de cambiar de actividad para sobrevivir mientras recuerda, supongo, lo que antes sabía hacer con perfección.
Se culpa a China, la gran fabrica del mundo que arrasa con sus precios; se culpa también a las costumbres, a los hábitos sociales como es en el que ya muchos hijos, por mor del puente, ya novan a los cementerios a honrar a sus muertos.
¿Qué hacer?. Mire usted voy a recuperar lo que hacía mi abuela cuando llegaban estas fechas. Ponía en un rincón de la cocina un vaso- taza con aceite y flotando unas palmatorias encendidas.¿Por que haces eso abuela?. Y ella me decía: “para alumbrar el camino a las almas”. Yo me quedaba y aun lo estoy fascinado. Recuperaré la palmatoria. Recomiendo a a aquellos que han perdido el oficio que mientras lo van perdiendo se adapten y trabajen en su formación para adaptarse a los nuevos tiempos.
Ya sé que uno no se hace maquinista naval, por ejemplo, de un día para otro y lo digo porque parece que hacen falta, como médicos y profesores. Yo lo soy o era porque ya la jubilación me alcanzó. Yo creo que uno es hasta el final de su vida. Encenderé una palmatoria por mi para no perderme abuela.Buenos días