He leído que en Blanquerías, la actual sede del PSPV, no está muy a la vista el retrato-foto del líder. Eso está mal.
¿Se le desprecia ahí? ¿Ya no se está seguro de su liderazgo? ¿Hay otros retratos en los armarios de la limpieza? Un juego peligroso ese del truco de la foto cambiada y no vale aquello de ‘No me he dado cuenta’. Aquí se sabe todo! Ojo camaradas!
Un jefe es un señor, creo, que necesita ser visto para ser alabado porque no se lleva en el corazón, porque no basta con acordarse de su nombre y tampoco vale que cuando se le ve en persona- cosa que solo alcanza a unos cuantos privilegiados- y se dobla el espinazo cual Rubal. ante el Rey de Marruecos, un ejemplo a no tener en cuenta, por si hay represalias.
Si la noticia de la que aquí doy cuenta se ha extendido por las Españas y esta ha sido captada en uno de esos misteriosos viajes que los espías del Jefe hacen, está claro que una cierta ola de desencanto está a punto de prender en el alma del bien amado, en otrora. Un tiempo reciente.
El Jefe está triste se dice por los pasillos que solo habitan los más allegados. Hemos de hacer algo, murmura la cada vez más escasa guardia pretoriana del ‘sonriente salvador’.
¡Oh!. Lo tengo, dice uno. Mediremos si la ‘peste del retrato foto’ se ha extendido y entonces sabremos el grado de desencanto. Pero la opinión pública.intenta señalar otro.
No me hables de las masas que son pérfidas e incluso amorfas, señala un listo; recuerda que eso lo arreglamos con un cheque bebé, o con un cheque al encanto o simplemente con un premio a quien lleve en la cartera una minifoto de Z saludando a Obama.
Entretanto dos pisos más arriba- el Jefe siempre está dos pisos más arriba o tres- se oyen en la madrugada taconeos y pasos de zapatillas de baloncesto en un ir y venir, semejante a ballet de la desgracia y el abandono.
No llores bien amado. Te esperan varios consejos de administración y no hace falta hacer nada, ya sabes. Buenos días.