LA CHISPA
LA DEUDA
Carlos pajuelo de arcos
Y el pacto llegó y Caldera hizo la luz de los acuerdos. La aparición del Sr. Caldera, cual “Deus ex machina” como pieza sobrenatural descendiendo sobre los interlocutores, puede ser una interpretación de algunos para el principio del camino para saldar la deuda.
Pero la deuda es mucho más. El rico vocabulario ha encontrado que la devoción del sistema frente a los halcones financieros ha empezado a triunfar y ha convertido la deuda económica, con su prima de riesgo de vaivén., en deuda sentimental- no olvidemos que deudo, o su femenino deuda, de poco uso, significa también parentesco con lo que resulta de todo esto que somos parientes los unos de los otros. ¿Primos “merkelianos”quizás?
La deuda sobresale mucho más cuando lees que la Conserjería de Justicia valenciana debe, no es moco de pavo, más dos millones, dos, de euros a una empresa de seguridad con su sede social en Barcelona, al decir de la noticia.
Algunos pueden pensar que como la sede está en Barcelona ha primado el sentimiento anti- catalanista, avivado por Laporta últimamente. No. Lo desmiento.
¿Entonces? Es que no tienen dinero, aunque ellos lo llamen, eufemísticamente, consignación presupuestaria.
Peligran puestos de trabajo y cotizaciones, por cierto.
¿Y qué me dicen ustedes, estimados lectores, acerca de las llamadas “deudas de honor” de tan poco uso hoy?
La pregunta me hace pensar en sustituir honor por fidelidad y esa es la moneda de cambio para obtener un cargo, un algo, que permita seguir, digo, nutriéndose de la amplia y generosa teta del Estado.
El desclasamiento no parece producirse por los meritos y por tanto no parece que estemos viviendo en una meritocracia sino en una “fidelocracia”- palabra concepto que me acabo de inventar, con permiso.
En nuestro caso la deuda era abultada y venía “engordando” con las alegrías de las decisiones municipautonómicas; una piscina cubierta por aquí, un polideportivo por allá etc. Y se olvidaban de un hecho elemental cual es el de pagar la obra, cuidarla de los “robatoris”, pagar la luz y a lo mejor en el pueblo de al lado, a 260 metros había otras instalaciones similares. Mi pueblo es mi reino, digo que dirían. Buenos días.