No tengo más remedio que acordarme de como hace años los vendimiadores españoles , con su maletas de cartón atadas con una cuerda, eran separados del convoy ferroviario en el que yo viajaba a la llegada a Canfranc – entonces funcionaba aquella hermosa estación hoy, creo, que abandonada- para ser vigilados,conducidos por gendarmes a otro convoy francés; el trato era malo. Al tiempo mucha gente, huyendo de la crisis y del paro que padecíamos, se iba a la aventura a Alemania y supongo que el Opel viejo en el que voy debió de estar terminado por algunos de aquellos emigrantes.
Ahora volvemos a las andadas. Ya sé que los emigrantes forzosos de hoy lo serán con una licenciatura bajo el brazo…pero se van del país dónde todos hemos contribuido a su formación. Si es cierto que aprenden alemán y se van, se vaciará de intelecto tecnológico España y compraremos teconología en forma de aparatos, maquinas herramienta etc a los alemanes que nos venderán esos productos fabricados por nuestros hijos, hermanos o novias que saben alemán y han emigrado.
Entretanto nos vamos a Guinea y allí le decimos a Obiang: “Traemos una lista de posibles inversores”. Cada día entiendo menos a este país nuestro que me resulta cuando menos curioso. Será que estoy viejo, auqneu no antiguo.Buenos días.