Hacer una pedorreta de forma visible ante unas declaraciones de A o de B e incluso de C no estaría bien visto; muchos dirán que es una falta terrible de educación, de civismo.
¿Cuántas veces no ha tenido usted ganas de hacer lo mismo cuando ha oído a alguien decir una solemne tontería, aunque la digo con tono serio, académico o político?
Estoy seguro que el sonido de pedorreteo general inundaría la sala.
Acepto que esta manera de comportarse es una provocación y que no tiene excusa si quien lo hace tiene los años adecuados como para ser un tipo integrado.
Se salvan los niños que son heterodoxos prístinos porque aún no han sido ‘educados’ y por tanto se comportan con naturalidad.
¿Qué me dicen ustedes de los eructos que escandalizan? Se dice que es una muestra de gratitud a tu anfitrión en países que no están a más de tres horas de avión.
Los viejos tenemos una cierta carta de identidad que nos otorga un perdón universal. Nadie nos hace demasiado caso y así, me digo yo, que si haces una tontería, además de llamar la atención no parece pasar nada.
En realidad nunca pasa nada.
Solo me preocupa ser heterodoxo en materia médica, porque con eso no se debe jugar.
Puedes tener dudas acerca de un diagnóstico o una medicación y buscar una segunda opinión, por ejemplo.
No me parecería bien caer, por ejemplo, en manos de la medicina china tradicional practicada por no nativos, de vudú o de cualquiera otra creencia que prometiese la sanación. Buenos días.