José Murciano*. La intoxicación etílica es la que se produce por la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas, las cuales contienen etanol (alcohol etílico). La cantidad de alcohol en una bebida se mide por el volumen de alcohol que contenga respecto del total, lo cual constituye su graduación.
Atendiendo a cómo se han elaborado se puede distinguir entre las producidas por fermentación alcohólica (vino, cerveza, sake.) en las que el contenido en alcohol no supera los 18-20 grados, y las producidas por destilación (licores, aguardientes, etc.) de contenido en etanol mucho más alto (40 grados o incluso más). Los síntomas que produce la ingesta de etanol, suelen depender del grado de alcoholemia, que es la concentración de alcohol en la sangre. Éste se puede medir mediante los tests de alcoholemia, y se expresa en forma de porcentaje. Así, una alcoholemia de 0,2% significa que en la sangre hay 0,2 gramos de alcohol por cada 100 mililitros de sangre (0,2g/100mL), o, lo que es lo mismo 2 gramos/Litro.
Más frecuente que la determinación de la alcoholemia, es la medición del alcohol en el aire espirado, aunque este test es menos preciso. En este caso, la unidad utilizada es la de miligramos por litro (mg/L) de aire espirado, que nos da la cifra aproximada de alcoholemia, si la multiplicamos por 2. Así, una concentración de 0,25 mg/L aire espirado, equivaldría a una alcoholemia de 0,5 g/L de sangre.
Hay que tener en cuenta que las mujeres tienen una menor tolerancia al alcohol que los hombres. Esto es debido a diversas características de la fisiología femenina.
Así el organismo de la mujer contiene una cantidad de agua inferior a la de un hombre del mismo peso. Como consecuencia de ello, las mujeres presentan niveles de alcoholemia superiores después de haber consumido la misma cantidad de alcohol. También poseen menos cantidad de alcohol-deshidrogenasa (una enzima implicada en el metabolismo del alcohol) en su estómago, por lo que hay una proporción más elevada del alcohol ingerido que pasa al intestino, donde será absorbido.
Según el grado de alcoholemia, se pueden distinguir las siguientes fases:
1.Fase de excitación y euforia (‘el puntito’). Se produce con tasas de alcoholemia de alrededor de 0,5 g/L. Se caracteriza por desinhibición, locuacidad, euforia, conducta impulsiva, facilidad de comunicación pérdida del sentido del ridículo y de la vergüenza, sensación de calor, seguridad en uno mismo, enrojecimiento de la cara.
2.Fase hipnótica o de confusión (‘borrachera’). Se produce con tasas de alcoholemia de aproximadamente 2 g/L y se caracteriza por: mareos, náuseas y vómitos, sudoración, cara pálida, irritabilidad, somnolencia, agitación, dificultad para articular palabras y a la marcha, visión borrosa, menor conciencia de actos, inestabilidad emocional, pérdida del equilibrio, desorientación espacial, disminución de los reflejos, agresividad y/o depresión. Sin embargo, en los grandes bebedores, que han desarrollado lo que se denomina ‘tolerancia al alcohol’, estos síntomas puede que no aparezcan aunque estén borrachos.
3.Fase de estupor y coma.
Tasas de alcoholemia de alrededor de 3g/L. Hay una disminución marcada del nivel de conciencia, con falta de respuesta a estímulos, con pérdida del tono muscular, relajación de esfínteres.. Si la tasa de alcoholemia es mayor, ya se puede producir una parada de los centros respiratorio y cardíaco y la muerte.
*Especialista en Atención Primaria y Medicina Interna