Al socaire de la Feria de quienes se dedican al negocio de enterrar a otros, los industriales del sector afinan la creatividad hasta el ridiculo, para mi, claro está. Mire usted que estar enterrado en un campo de futbol o en el circuito de Montmeló. Quien toma la decisión tiene , claro está, todo el derecho a enterrarse, o mejor que lo entierren como desea,- si le hacen caso que no siempre está claro pese a la llamada “última voluntad”.
A lo mejor la cosa empieza con la canción de Serrat que quería,decía la canción,claro, que lo enterraran bajo un olivo que mirara al Mediterraneo.No contaba,digo, con las urbanizaciones potenciales que están en manos de gentes que detentan lapices que cambian planes urbanísticos. Con la crisis la cosa está cambiando y el respetable, el deudo frena el gasto en esquelas, coronas etc.
Yo siempre me he preguntado ¿Si uno deja a un muerto sin enterrar y dice que no tiene dinero y que ya pagará que pasa? El muerto no es recuperable como puede ser una moto y ya no puede ser objeto de denuncia. Cada día está más caro todo; sin embargo los empresarios presentan virguerías mortuorias. Cristales Swarosky, maderas más que nobles, pero no he visto a nadie aún que le pongan un respiradero y un movil con carga eterna por si acaso. No somos nadie. Buenos días.