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25.06.11 – 00:17 –
CARLOS PAJUELO DE ARCOS PERIODISTA |
Como casi todo, digo, este asunto de la sátira surge en Grecia donde, en forma de verso o prosa, el escritor se burla, usa la ironía o incluso trata de moralizar. No sólo el escritor sino el director teatral, los grafistas son también “usuarios” de ese género.
En los tiempos actuales he observado que la sátira ha perdido empuje y ha dado paso a la mala educación, a la falta de ingenio o vaya usted a saber la razón.
La capacidad de usar la ironía como parte esencial de la sátira puede tener que ver con el ingenio y sobre todo, quizás, con el ingenio sometido a censura.
Se dice que la risa es uno de los mecanismos más interesantes que usa el cuerpo para muscular la cara y otras partes del cuerpo.
El invento de falsas conversaciones, las imitaciones de voz, la capacidad de algunos grafistas para remedar gestos y el uso de las nuevas tecnologías deberían ser más incentivados y los festivales de humor deberían prodigarse.
Aconsejo el uso de la risa por tanto y aquí sugiero el cómo lograrla.
La exageración de deformar algún rasgo o anécdota es útil; de ahí las caricaturas, la yuxtaposición
¿Y cómo me voy a reír si tengo ganas de llorar o tengo un problema que no es de risa? Hay que encontrar un hueco intelectual, un hueco satírico, un espacio dónde sé que me tendré que reír aunque sea a la fuerza.
Yo me reía mucho antes con los hermanos Marx, por ejemplo. Aquello del contrato y la primera parte de la segunda parte en “Una noche en la Ópera” es desternillante; para otros será otra cosa y es como si hubiera risas para cada uno en particular. Ríase.