El falo azul monstruoso que se erige tapando algunas construcciones de la Ciudad de las Ciencias hace aguas. El edificio que se conoce con el nombre de Ágora es la cristalización de un sueño santicalatraveño que está, por ahora, sirviendo para algún fasto de pelotas como es el caso de unos partidos de tenis.

Un sueño que nos lo quita por oír noticias que descuartizan la fe en quienes hemos soñado con la grandeur valenciana. Como quien no quiere la cosa se nos ha ido de pre- supuesto del orden, por ahora, de 35 millones de euros, dicen los expertos.

Esta huevada no está a punto de caramelo aún y su famoso cierre de cresta de gallo permanece en el arroyo, al aire en un solar, según he leído y menos mal que el diputado de EU Ignacio Blanco ha seguido, como un detective del CSI televisivo, las piezas de la cubierta por ejecutar. Bien.

El Ágora nace , supongo, como una imitación moderna e ilustrada de lo que era, en Grecia, un espacio abierto, centro del comercio (mercado), de la cultura y la política de la vida social de los griegos de aquellas ciudades-estado .

Ahí le duele. La cosa clásica que de repente germina en el cerebro de algún plutócrata admirado, inmerso en una bacanal intelectual, regada con viejos vinos de la Rioja, que sugiere que necesitamos un espacio dónde culminar la democracia y nada como un ágora, un edificio singular,- por cierto hay algunos parecidos o iguales, como hechos a trepa, en el ancho mundo.

Leo con cierta ansiedad, fruto del temor por si aquello me revierte, en algún impuesto más, como lo de la basura, que se pretende ir a la ampliación del Palacio de Congresos. “El millor del mon”.

Me pregunto cómo ocurre esto si, como parece, hasta la Ciudad de la Justicia se plantea alquilar espacios-sala para eventos que tengan que ver con la Justicia y hay obras que de no usarse habrá que derribar por no tener “parné” para su sustento. !Cosas veredes Mio Cid!. ¿Dónde está la madre del cordero? A lo mejor en la ineptitud, en la fatiga de la permanencia; es como el desgaste de materiales con la antigüedad y uso. Buenos días.