LA CHISPA
La niña
Carlos Pajuelo de Arcos
El presidente de la mayoría absoluta dijo e hizo carne su verbo con lo de la niña. Sorpresa a medias. Incógnita suficientemente despejada.
La que llegó, al parecer, de la mano de su propio historial académico y humano, cristalizó nuevamente en el capullo enorme del Palacio monclovita.
Ya mariposa volvió a devenir en crisálida y ahora luce sus mejores colores públicos. La admiro.
De hormiga obrera, con pedigrí académico demostrado, se afanó hasta dominar el hormiguero y hoy es reina que pretende, seguro, ser libada por muchos que antes no la tenían ni por obrera. ¡Cosas!
No me parece a mí que la tal niña haya mamado pijerío y no parece pija en el lenguaje y la pose. Es competente y si la dejan las circunstancias, los números y la política barriobajera de las envidias, aquí tenemos una mujer interesante para los objetivos del país. Sus tacones cuasiagujas no deben molestarnos. Es bajita y nada más.
Estos párrafos laudatorios son el fruto de lo leído, lo entrevisto y lo interpretable de todo lo apreciado por estos ojitos que la tierra consumirá.
Supongo que a estas alturas ya muchas lenguas se preguntarán las unas a las otras ¿Será mangoneadora? Lo dirán porque su influencia tras la estrella del presiabsoluto ha hecho poner en puestos políticorelumbrosos a algunos de sus colaboradores más cercanos. Natural, digo yo.
¿Será “mangui”?. No se la han visto maneras y si hubiera algo yo creo que a estas alturas la liebre hubiera saltado; no se le conoce “ñapa” (estafa) alguna y su habla no es la un papagayo, es pausada, vocaliza bien y aunque dibuja morritos al empezar e incluso en las pausas, es un mohín que ahora no molesta, otrosi sería si la “niña” fuera menos niña y los morritos llegarán ser el origen de baba.
Al ser el CNI responsabilidad final suya, entrará a conocer secretos, los que le cuenten, que darían para una serie de novela negra y es ahí donde yo le pediría, si fuera el caso, una prudencia desmedida no dando pábulo a radio macuto.
Debe haber por allí, en los jardines de la Moncloa, por ejemplo, mucho runrún, mucho ruido de lenguas. Ánimo nena. Buenos días.