Las Provincias / 31-01
LA CHISPA
El miedo
Carlos Pajuelo de Arcos
El juego permanente de los medios para reflejar una situación peligrosa, a través de la agorera amenaza del hundimiento de la economía, del medio ambiente, de la sanidad, de la educación, cada día más en el aire, del posible recorte de la libertad, de una justicia atascada, da miedo.
¿Sobreviviremos? Claro que sí.
Los medios reflejan lo que a ellos llega por diversas fuentes y ahora, las fuentes aparecen contaminadas por un virus. Es el virus de la codicia, la ambición, la chabacanería y la corrupción como moneda de cambio visible.
Hay otros mundos más allá de ese panorama.
Parece que estamos ante la puerta de un hundimiento y quienes mandan o aspiran a hacerlo de nuevo, se entretienen en pintar un horizonte maldito. Una pena.
Esa no es toda la verdad. Hay otra cara más numerosa, más generosa, más dada a servir. Son los miembros más mayores de las familias que soportan solidariamente el esfuerzo y de eso se habla poco. Pasee usted por las puertas de los colegios privados o públicos.
Abuel@s, hermanos mayores, tías solteras, madres esperando recoger al niño, abrazos y besos.
Tenemos que combatir el miedo
El miedo se contagia y en cierto modo, pensaba yo, los periodistas contribuimos a difundir el virus. ¿Será cierto?
Por eso el que este diario haya puesto en marcha una especie de grito de El Palleter para animarnos y para hacernos creer que a pesar de todo, a pesar de algunos, conseguiremos vencer y abatir la bandera del miedo es un ejercicio valiente.
El miedo se presenta como un demonio que desgarra de ansiedad el interior del cerebro hasta asentarse en el mismo, hasta conseguir una cierta paralización de su capacidad de reaccionar y cada día el territorio que conquista parece mayor.
Hay que combatirlo y debe hacerlo cada uno alegrándose de estar vivo primero, de poder decir lo que estoy diciendo yo aquí y pensar que representa un espacio de libertad.
Hemos trabajado mucho para tener esa libertad y no conseguiremos avanzar más si nuestro cerebro queda atenazado. Pensar en positivo, pensar en vivir cada día plenamente es bueno y yo lo hice el domingo mientras paseaba cerca del mar. Buenos días