María Gracia Ruiz Navarro*. La RAE define al diminutivo de botica, es decir, al botiquín, como al mueble, caja o maleta para guardar medicinas o transportarlas al lugar que convenga. Resulta fácil, al entrar en cualquier domicilio, encontrar su botiquín, lo que la experiencia me marca como algo no tan sencillo es localizar un botiquín casero que no se haya convertido en un almacén de medicamentos, probablemente por la falta de información suficiente acerca del contenido, uso y el mantenimiento de los mismos.
¿Con qué debemos equipar nuestro botiquín? Teniendo en cuenta que el botiquín debe estar adaptado a las necesidades particulares de cada persona o núcleo familiar, los elementos que podemos definir comunes son:
-El termómetro. Aunque en el 2009 dejaron de comercializarse los conocidos termómetros de mercurio, en los domicilios todavía siguen existiendo, y podemos continuar utilizándolos. Son más rápidos y cómodos los termómetros digitales, no obstante, debemos comprobar que las pilas no estén gastadas y se encuentren perfectamente calibrados. La temperatura corporal puede verse modificada por la edad y el sexo, la actividad física y el momento del día, así como el lugar en que se toma, se debe tener en cuenta que la temperatura rectal suele ser entre 0,3 y 0,59C mayor que la oral, y ésta entre 0,3 y 0,59C mayor que la auxiliar. Por lo general, hablamos de fiebre a partir de los 389 C, por debajo de esta temperatura se habla de febrícula.
-Material de curas. Es necesario en un buen botiquín tener disponibles unas tijeras de punta redondeada y unas pinzas para la extracción de cuerpos extraños. Cuando las utilicemos debemos tener la precaución de lavarlas con clorhexidina antes de guardarlas. Las jeringas desechables pueden ser útiles para realizar lavados de heridas, lavados nasales y dosificaciones pediátricas. Una bolsa para aplicar frío nos puede servir para aliviar el dolor y la inflamación tras un golpe, aunque debemos ser cautos puesto que en ocasiones, es mejor utilizar el calor seco que proporcionan las mantas eléctricas o los paños calientes. No debemos olvidar incluir tiritas, gasas estériles, vendas de gasa y esparadrapo.
-Medicamentos. Podemos disponer de un grupo de medicamentos para el tratamiento de síntomas menores que no requieran de intervención médica, no obstante, no debemos convertir el botiquín en el lugar de almacenamiento de los medicamentos de uso diario ni en el almacén de restos de tratamientos anteriores. Los más habituales son:
-analgésicos y antitérmicos. Son medicamentos que se utilizan para el control del dolor y de la fiebre. El más conocido es el paracetamol.
-Anticatarrales. Junto con una adecuada ingesta de líquidos pueden ser utilizados para el alivio de los síntomas del resfriado, como el dolor en la deglución o congestión nasal.
-Antiinflamatorios. El más conocido es el ibuprofeno, y son útiles únicamente cuando estamos seguros que el dolor está causado por un proceso inflamatorio.
-Antiácidos. Suelen tomarse para el alivio de las molestias en el estómago tras las comidas. No obstante, si el malestar es frecuente o persiste, se debe poner en contacto con un médico.
-Antitusivos- La tos es considerada un mecanismo de defensa corporal, porque no en todos los casos debemos intentar erradicarla y, sin persiste, debe consultar con un médico. Para la tos seca, que provoca cosquilleos en la faringe, pueden ser útiles los caramelos y pastillas para la tos, así como colocar humidificadores en la habitación.
-Antisépticos. El más recomendable es la clorhexidina. Deben utilizarse tras el lavado de las heridas con agua y jabón o con suero fisiológico por arrastre.
-Sales de rehidratación oral. Suelen usarse en casos de vómitos y diarreas sobre todo en ancianos y niños. Cuidado con las bebidas para deportistas, puesto que son ricas en azúcares y pueden empeorar la diarrea.
-Suero fisiológico. Es útil para el lavado de heridas y para hacer lavados nasales y oculares. Siempre se debe desechar el suero sobrante tras su uso.
-Pomadas para picaduras y quemaduras. Antes d su aplicación suele aliviar bastante el malestar producido por estos casos la aplicación de agua fría.
Una vez equipado, debemos mantenerlo ordenado para poder localizar las cosas con facilidad. Lo mantendremos en un lugar limpio, seco y fresco, protegido de la luz, los niños y los cambios de temperaturas, por lo que, las cocinas y los baños quedan claramente desaconsejados. No olvide que, si tiene alguna duda, puede consultar con los profesionales de atención primaria.
*Supervisora Servicio Urgencias Consorcio Hospital General