Natalia Pshenkina reivindica que los presos también tienen derecho a vacaciones, y así ha querido dejar constancia de ello escribiendo una carta al consejero de Justicia sueco preguntando cuándo era posible que se cogiese sus vacaciones, a cambio de su trabajo realizado en la penitenciaría de Ystad.(fuente: la razón)
Natalia es sueca y pese a ser una asesina confesa ( liquidó a su marido con la ayuda de dos amigos para conocer las claves bancarias y por cierto no sé si las consiguió) y estar condenada a cadena perpetua y a trabajos ha reclamado vacaciones. En el “trullo” le han dicho que no hay tu tía porque está bajo la Ley de Prisiones y no está previsto.No se ha conformado y ha elevado su petición a otras instancias superiores. No sé que ocurrirá, pero ahí hay un debate más. ¿Tiene derecho o no a vacaciones?.
Imaginemos que eso que se llama “la autoridad competente” dice que si, ¿Dónde las debe pasar? ¿Fuera de la cárcel, en otra cárcel? La cosa no es fácil. Puede que fuera en otra cárcel y a lo mejor con derecho a un encuentro íntimo si es que alguien se atreve con la “nena”.
Lo que me parece un lado interesante de este asunto es la capacidad de la sociedad sueca de haber inculcado a sus ciudadanos, incluso a los asesinos, su política social de derechos adquiridos.Se ve que los años del modelo social nórdico han dejado un implante de difícil desplazamiento. Yo espero que aquí pase algo por el estilo cuando pasen las vacas flacas. Me refiero a los derechos adquiridos y no al intento de utilizar claves bancarias obtenidas bajo el asesinato.
Yo no sé como estarán los bancos suecos pero aquí, que no dejan de quejarse, no deben andar muy bien y por eso sugiero que hagan el favor de no matar a nadie por un asunto tan baladí como las claves porque a lo mejor las obtienen , luego vas y no hay un “duro”. Calma Natalias del mundo. Buenos días.