El sufrimiento de los peces
Una investigación se está llevando a cabo mientras escribo esto, una investigación que va a acabar con mi dieta a base de pescado. La noticia (fuente: amazings) da cuenta de cómo una señora llamada Lynne Sneddon que milita como científica e investigadora en la Universidad de Chester(Reino Unido), ha visitado el Instituto de Neurociencias de Castilla y León ubicado en la Universidad de Salamaca y se ha interesado por los trabajos que allí se están llevando a cabo en torno a los analgésicos y opiáceos para combatir el dolor.
La científica citada estudia el miedo y el dolor en los peces partiendo del hecho de que su sistema nervioso, el de los peces es similar al nuestro. Estudian la carpa, el pez cebra y la trucha”
Llegados a este punto me asalta una duda esencial en relación a la trucha. A mí me gusta la trucha a la navarra, le ponen jamón y algo más una vez abierta y la hacen de diversas maneras. Cuándo veo, en pleno acceso de calor, que el pescado medio salta o se mueve de lado ¿ Está sufriendo? No puedo pensar en ello y eso unido al precio que alcanzan estos alimentos piscifactorios o de mar abierto me escalofría.
Renuncio a las pompas del marisco, abandono el mero, desisto de la merluza (con lo buena que está al pil-pil y con lo buena que la hace una amiga mía).
El hombre empieza a descubrir que no está solo en el mundo y que los animales, las plantas y quién sabe si las rocas sufren con él. Esta realidad da al traste con las dietas Duncan que en el mundo son. Comer ensaladas, degustar carnes a la piedra o gambas de Denia a la plancha se va a convertir en un acto de suprema insolidaridad con el mundo que compartes. ¿Qué hacer? ¿Ser insensibles? ¿Asumir que la lechuga o el tomate Raft, que está de muerte, deben ser respetados en aras de un equilibrio universal? mientras lo pienso me voy a desayunar. Buenos días.