La Chispa
Licenciados
Carlos
Pajuelo de Arcos
A veces las columnas se tiñen de
nostalgia. Hace unas horas docenas de estudiantes de periodismo estaban con sus
familias tan felices por haber recibido un reconocimiento. Estaban a punto de
salir al “mercado”.
Yo mismo
recuerdo cuando participaba en esa emocionante ceremonia poniendo las becas
correspondientes y recuerdo los ojos brillantes de ellos y ellas. No había
distinción de sexos ahí. El brillo era idéntico.
Horas antes participé en la Plaza del
Patriarca en un acto reivindicativo con ocasión del Día Mundial de la Prensa y
allí corroboré que las cifras de paro de periodistas licenciados y mandados al paro sobrepasaban los 3.000 cesados.
Aquí pasa algo. No sé si es la
coyuntura, la estructura, las dos cosas o algo más. Francia ha hablado.
Mientras los políticos profesionales se
dan el pico- véase el amor eterno que se han prometido Griñán y Montoro en la
toma de posesión del primero- el país vive momentos de duda sobre su futuro.
¿No habrá llegado el momento de dejar a
un lado la pretensión- justa pero repensable- de dar “carrera” a todo bicho
viviente valga o no para estudiar y aplicarnos más a lo profesional para que
mandos intermedios y obreros especializados encuentren trabajo y eviten la frustración?
Salarios esclavistas, proposiciones
becarias inaceptables disfrazadas de “ir teniendo experiencia”,deben dar paso a
otras formas de asumir la vida de los jóvenes y también, porque no, de los de
mediana edad.
No hemos trabajado en construir una democracia
sólida, en un principio de igualdad, para que cuatro sinvergüenzas, por no
señalar a muchos más, nos quiten la
esperanza y la fe en el sistema mientras ellos se aman con la boquita pequeña y
se otorguen poderes que no habían sido desvelados.
Si al final de todo el camino lo que
hay que hacer es estudiar alemán, hagámoslo.
La competitividad no pasa por salarios
más bajos, por más horas trabajadas, por aplicación desigual de recursos. Para
recortar no hace falta licenciarse.
Tenemos una deuda moral para los que
acaban sus carreras. Este es un gran país al que yo amo y me duele que los jóvenes,
licenciados o no, piensen en marcharse. ¿No había pasado esto ya antes? Buenos
días.