En pie

Tras un paseo rodeado por su guardia pretoriana de matones callejeros y con 21 escaños, dicen, bajo su brazo, por las calles de la Atenas que otrora albergara la cuna de la democracia, un recién elegido diputado que hace de líder en el Parlamento griego, grita “extranjeros fuera” “Grecia para los griegos” y algún que otro grito xenófobo, que alcanza cierta admiración entre los que lo ven. El tipo desafiante “patrulla” enérgico.

Da una rueda de prensa, pero antes un duro acompañante ordena a los periodistas que se pongan en pie por respeto al líder y a una compañera griega la “invita” a que se vaya si no lo hace. Como manifiesta ella que dice, más o menos “yo he venido a hacer una entrevista”. Desconozco el final. Una mirada taladrante, una ayuda por el brazo a levantarse o directamente a la griega calle.

La cosa no pasaría de constituirse en anécdota propia de una mala reedición de “camisas pardas” s,i los datos que nos llegan no hacen más que confirmar la subida extrema de la “extrema derecha”  Pensemos en el país vecino con una Le Pen que logra un inesperado máximo porcentaje de votos.

¿Qué pasa? ¿Hay en la historia reciente de Europa algún síntoma parecido?

La convergencia de las colas de trabajadores en el paro, la caída de la producción industrial, la banca perdedora de la confianza general, la corrupción progresiva de personas que debían dar ejemplo- ahí tenemos de momento la denuncia al Presidente del Poder  Judicial en entredicho- podrían ser escalones que pueden conducir a una exaltación fascista de oscuro futuro para el hecho democrático.

Volviendo a lo de ponerse en pie mediante el grito marcial resta importancia al respeto y da paso al miedo colectivo.

Yo creo que hay que ponerse en pie cuando los miembros de una mesa representativa de una Institución acceden a una sala . No lo haces “ad personam”, lo haces por darse la convergencia de poder y autoridad.

El poder solo acojona, da un cierto miedo y causa reacciones diversas como orillarlo, como no acudir, pese a estar invitado, porque el asunto como tal te incomoda, aunque pudiera interesarte.

En el fondo de nuestro raciocinio aceptamos mejor la autoridad – “autoritas”- derivada del ejemplo, del conocimiento, del suponer al otro mejor y más sabio que tú que al que viene adornado con “la potestas”- el poder.

¿Estamos alumbrando una sociedad de poderosos que someten a los más débiles al ejercicio de su poder obligándoles  a restar conquistas democráticas socavando, mediante “la quita”de derechos su esperanza de un mundo más armónico e igual?

El contrato laboral teñido de interino, temporal y mal pagado es un arma. Yo sugeriría tener cuidado. Con las cosas de comer no se juega y se empieza con “en pie” lanzado por un matón a sueldo con acento de orden y terminamos con una “manu militari” que se lleva por delante la Constitución.

Hoy hará más calor que ayer y aunque no tiene nada que ver con lo anterior no está mal avisar. ¡Cuidado con el Sol! No solo te pone moreno, es que quema. Buenos