El gemido
Los gemidos de las
tenistas se han convertido en una tradición –ya sea por moda, costumbre o como
una forma de concentrarse, como arguyen las jugadoras- que algunos aseguran no
soportar más. No sólo que el grito se produzca cada golpe, sino que las jugadoras
chillan cada vez más alto.
Era un hecho televisivo que le añadía emoción al match.
¿Quién gritará más? ¿Por qué gritan?, Hay una rusa y una bielorrusa que disponen
de una garganta privilegiada y no será por eso, digo, por lo que ocupan los
puestos 1 y 2 respectivamente en el ranking de la ATP.
Van a poner en marcha una maquinita que medirá los
decibelios y pasados un cierto límite serán sancionadas las gritantes.
Maquinas para todo. La gente se queja de todo. Se ve que las contrincantes dicen que eso es
una técnica para distraerlas y a lo mejor sucede que además de tenis juegan con
la garganta y por tanto no sería descabellado instaurar un campeonato de “grito
en acción”
La cuestión es más grave si eso se trasladase a la vida
real, al día a día. De repente me acabo de acordar de los que hacen los gorilas
o dicen que hacen. Se dan golpes de pecho, gruñen, gritan, rompen ramas en un
ritual que se da, dicen los expertos como consecuencia de la necesidad de dejar
claro quién manda ahí.
Imagino ahora mismo una situación, frecuente por cierto, en
las oficinas bancarias o de otros servicios colapsados estos y otros días (se
ve que se colapsan porque no tienen bastante personal y se niegan los llamados “jefes
de zona”- yo lo he preguntado y por eso lo sé- a reforzar) digo que si el
personal estuviera en condiciones de gritar como en una pista de tenis es
posible que el coro fuera de interés cultural. Se podía poner en marcha un
concurso de tonos, potencias y armonía. Veo con claridad la competencia a las habaneras
de Torrevieja de sana y transatlántica tradición.
Trasladado el asunto a otros menesteres no quiero imaginar
la competencia en el tálamo y ahora que es verano más. Ahí sería de ver la
patrulla local que vendría en auxilio del potencial denunciante.
Pero esta chispita veraniega no podía terminar sin un
detalle de alegría. Sépase que el cuadro “La Esclusa” propiedad hasta ayer de
la baronesa sin liquidez ha pasado a
manos de otro propietario y en el camino se ha dejado una modesta suma de un
poco más de 24 millones de euros.
Si .Está bien. La baronesa ya puede tomar el té de las cinco
o el cafelito de las 16,30 hrs. Mire usted querido lector yo, debo confesarlo,
me siento plus tranquilo. He sabido por
los medios de comunicación, que lo cuentan casi todo, que a la baronesa aún le
queda un pico. Me tranquiliza saberlo.
En otro orden de cosas y para no cansarles la mañana de
verano. ¿Se sabe quién es el responsable de que no se limpie el monte como
parece que se hacía antaño? ¿Y lo de los mineros en su marcha negra como va? ¿Y
lo de los interinos? ¿Irá Julio Iglesias a declarar? Una lata todo eso y con el
calor que hace. Hoy yo creo que hará menos. Me asomaré a mirar y a lo mejor
salgo para ver más. Buenos días.