UNAS RISAS
Ayer me reí. Esto que parece una tontería de noticia es importante para mí y para ustedes queridos y pacientes lectores. ¿Por qué me reí? A su tiempo.
El día anterior iba muy deprisa andando y aún no sé porque, cuando de repente me asaltó la imagen de una joven golpeando con una de esas antiguas manos que como picaporte cuelgan de algunas puertas, de Iglesias sobre todo, y ponía cara de desesperada.
No sé que buscaba en El Patriarca y solo oí que alguien la contestaba, con fondo de claustro, algo que debió desanimarla y producirle un mohín de disgusto y yo, involuntariamente, levanté los hombros en señal de un “qué más da” y me paré.
Al lado de la vieja y querida Universidad de la Calle de las Comedias y de la Plaza del Patriarca, o sea LA NAU, en acción reconstructiva permanente, me encontré con un cartel de la cafetería y entré en ella.
El vacío casi total o lo que es lo mismo un par de mesas bajo una arcada ocupadas por dos dilectos personajes (no sé si eran o no dilectos porque tendemos,tiendo a confundir paisaje y paisanaje) .
Ahora pienso que yo soy emérito – una cosa de gente mayor y a la que le dan esa evanescente satisfacción vanidosa-y voy de “trapillo” y aquellos a lo mejor eran representantes de semillas de arándanos, por ejemplo (qué buena está la tarta de ídem) e iban con media chaqueta (las chaquetas de verano son a medias, alejadas de la solida estructura de la invernal abrigadora de tripas progresivas y ascendentes) y corbata y parecían muy serios. Nadie sabe quién es quién y en todo caso que más da.
Al mismo tiempo de todo lo anterior me senté y en un minuto cerré el diario X del día porque sus titulares eran depresivos y decidí pensar en la estructura formal del bocata que me había pedido y regarlo con cerveza 00, que es poca cosa, pero no quería que mi aliento delatara mi temprana afición al “dolce y repentino far niente”.
Rebusqué entre mis papeles de urgencia y rescate una vieja Codorniz y un Hermano Lobo y ahí fue la de San Quintín. Me reí mucho y el mal llamado “camata” y la que debía ser la concesionaria del local se miraban y me miraban. Yo era un ser extraño, se ve. Un alienígena que se reía. Y me fui, vi un par de exposiciones en el Claustro y una me llamó la atención y la recomiendo. Habla sobre la estrategia del miedo y en eso coincide conmigo. Menos miedo, joder. Las patatas están bien de precio y asadas, fritas o bravas están de puta madre, ¿Enterados ¿
Eso era por la mañana. Por la tarde más. Vi a unos jóvenes en un jardín haciendo extrañas figuras dirigidas por un chino o alguien de por allí que yo no distingo entre unos oblicuos ojos y otros
. Se ve que era Tai Chi o algo parecido. Mi abuela se fumaba un cigarrillo de negro en la cocina en una silla bajita y era feliz sin tanto movimiento raro de cuello y flexiones de piernas. Era una risa. Era de foto para luego exponer en el IVAM de turno- se sabe que los museos exponen cosas con nombres fantásticos y son fotos, a lo mejor, de la calle misma. Los nombres son como las cartas de los restaurantes de una, dos o más estrellas que te dan un curso de nominación exótica y dispersa de lo que vas a comer y a lo mejor es una tortilla de patatas. Una risa oiga, una risa.
Me voy a mirar. Buenos días.
Un detalle de definición técnica y tal.
La risa es una respuesta biológica producida por el organismo como respuesta a determinados estímulos, fundamentalmente al estrés. La sonrisa se considera una forma suave y silenciosa de risa.