LA CHISPA
La Obra
Carlos Pajuelo de Arcos
Pese a que he escrito en mayúscula, en el titular, la palabra Obra no me refiero al Opus Dei, pese a que lo ha vuelto a poner en una especie de primera plana el Sr. Gómez a la sazón Jefe del PSOE madrileño. ¿Entonces?
Nada. Me quería referir a una obra de reforma que he acometido en busca de un cambio, Todos y todo parece que debemos cambiar, incluso el OPUS. ¿No?
Los cambios son difíciles sobre todo, como en mi caso, cuando convives con ellos a pie de obra.
Dicen que el cambio supone una cierta visión nueva, un cambio de perspectiva aunque siempre se ha dicho aquello de: “cambiar para que nada cambie”.
A lo mejor es lo que quieren todos.
Yo me declaro inútil y es que no sé hacer nada con mis manos y ya he escrito que ni siquiera sé hacer pan o matar, matar un pollo, o degollar un cabrito o hacer una estantería.
Por otra parte ocurre que hay mucha gente como yo, también en el seno de las obras primero seglares y luego menos.
Estos días me he atrevido a ir a esos almacenes dónde se acumulan mercancías, la tentación para los “manitas” que se entregan al bricolaje como si se entregarán en éxtasis amoroso a la madera, al cemento y a las pérgolas venidas en convertirse en los ambigús del pobre.
Mis lectores y amigos saben, o recuerdan, que soy conocido, cariñosamente, con el sobrenombre de “manitas de plata”.
Fue un día cuando, cambiando una soleta de un grifo, rompí el lavabo y ese estigma me ha acompañado toda la vida.
Yo soy un emprendedor en modo pasivo.
Es decir que cuando quiero hacer algo que tendría que ver con el “bricolaje”, una tortura inventada por algún listo para calentar el ambiente entre mujer y esposa, mujer amiga o mujer y hombre marido, acompañante u hombre- me limito a llamar por teléfono y hago venir con cierta presteza al artesano de turno y de esa forma comparto mi exigua pensión profesoral con otro y así contribuyo a mejorar la estadística de empleo y mejorar el “status” real y emocional del otro. Ya saben.Buenos días.