Sueños y recuerdos

El cerebro es realmente increíble. Una de las últimas investigaciones llevadas a cabo en la UCLA, la Universidad de California, ha descubierto que, mientras dormimos nuestro cerebro se comporta como si estuviera recordando algo. (Fuente: muy interesante)

La cuestión puede tener mayor o menor importancia a efectos individuales, pero cuando el sueño o el recuerdo afectan a un sujeto que decide por nosotros la cosa puede llegar a ser catastrófica.

Si yo me levanto, la miro y digo misteriosamente: “anoche soñé contigo, nena” y a ello acompaño una mirada entre lúbrica y agudamente siniestra, sin duda sembraré la inquietud. El asunto se convierte en doméstico o en potencial violencia de género o en sexo desorbitado. Es personal

Yo imagino al Sr. de Guindos en un sueño agitado volando de Berlín a Tokio, pasando por Madrid para cambiarse y por Moncloa a tomarse un cortado. Es que afecta a todos.

Imaginemos que en su cabeza, entre Merkels devoradoras y Rubalcabas Elenovalencianas agarrados en un chotis opositor, De Guindos puede gemir no de gozo sino de dolor monetario y despertar con la calva derramando mixturas al pasar por entre las azafatas del vuelo del infierno. Miedo me da. Carlos agárrate la cartera.

Otro sueño posible, que conduce al estreñimiento crónico, que se registra en la cara del Presidente, puede ser aquel en el que nos anuncia que no solo nos quita la paga de Navidad a los pensionistas sino que nos condena “in eternum” a escribir en el muro de aire “ PP para siempre”.

Yo procuro no recordar y por eso duermo menos y hasta ahora logro no recordar la fe de bautismo de quienes nos han gobernado y nos gobiernan y quizás nos gobiernen siempre. Lo hago para evitar caer en pecado y excrementarme sobre todo aquello que huela a político de casta y salir en el CIS.

Me declaro impotente, inapetente, no operativo, en estado yacente, en un duermevela, porque he descubierto que, además de gastar menos, me ahorro el remordimiento de la memoria, cuando recuerdo los sueños que tengo incluso despierto.

Carlos pajuelo de arcos no hagas caso, no es eso, no lo hagas, me dice mi otro yo. No sueñes, Buenos días.